BREVE RECOPILACION DE JUAN, EFESO Y ESMIRNA Apocalipsis 1:4 “ Juan, a las siete iglesias que están
- LA VERDAD EN YESHÚA
- 10 ene 2019
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BREVE RECOPILACION DE JUAN, EFESO Y ESMIRNA
Apocalipsis 1:4-8 “ Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; 5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. 7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. 8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. “
Juan: Vivió una vida extraordinaria. Fue el único de los apóstoles que murió de avanzada edad y por causas naturales. hermano de Jacobo e hijo de Zebedeo. Juan fue parte del círculo íntimo de YESHÚA y tuvo un papel importante en la iglesia primitiva. Es llamado el apóstol del amor en sus escritos menciona más de ochenta veces la palabra “amor”; Sin embargo, este gran hombre de Dios, comprometido con la verdad y mensajero del amor, no fue siempre así. Tuvo que aprender a equilibrar lo que creía sobre la verdad y cómo aplicarla.
En su juventud no era el hombre que observamos en la isla de Patmos, ni aquel pastor de la iglesia de Éfeso y supervisor de las iglesias del Asia Menor. Mucho menos el “apóstol del amor”.
La descripción de las características del joven discípulo en los Evangelios es sorprendente. Las pocas veces que interviene se le ve, junto a su hermano Jacobo, comportándose como intolerante, violento, intransigente, ambicioso, extremista, y desequilibrado.
Juan muestra estas malas cualidades varias veces, como cuando deseó consumir con fuego del cielo a los samaritanos que no quisieron recibir a YESHÚA cuando se dirigía a Jerusalén (Lc. 9:53-54), o cuando trató de hacer tráfico de influencias al enviar a su madre a pedirle al Señor posiciones privilegiadas (Mt. 20:20-22; Mr. 10:35-38). En otro relato, Juan le confiesa a YESHÚA que había visto a uno ministrando en su nombre y se lo prohibió, mostrando una actitud sectaria (Lc. 9:49).
Juan era un apasionado por la verdad desde el principio. Tengamos en cuenta que la pasión como Sentimiento es vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón, La pasión (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, y otros. Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad, a diferencia del amor que está más bien relacionado con el afecto y el apego.. Quizá querer estar cerca del corazón de YESHÚA sea un reflejo de su deseo por conocer cada palabra que salía del Maestro. Pero su mayor fortaleza lo había llevado a cometer errores graves. Por ello, se le ve siendo intolerante y juicioso. Su problema era la falta de equilibrio, lo que le causó muchos problemas. Era una grieta de carácter que debía ser transformada. Hay una gran diferencia entre seguir a YESHÚA por amor y hacerlo apasionadamente, lo segundo puede hacernos inestables y fallar a la hora de dar en el blanco.
El Dr. John MacArthur nos dice al respecto:
“Una persona fuera de equilibrio es inestable. La falta de equilibrio en el carácter de un individuo es una forma de intemperancia. Es falta de autocontrol. Y eso es un pecado en sí mismo. Por eso es peligroso empujar algún aspecto de la verdad o una cualidad de carácter al extremo”.
Todos nosotros corremos el riesgo de caer en esa trampa donde, debido al deseo por defender la verdad, nos olvidamos del amor y nos volvemos intolerantes, extremistas. Esto resulta muchas veces en daños y enemistades, y en una mancha para el evangelio.
A pesar de las grietas en su carácter, YESHÚA no dejó a su discípulo amado —a quien también llamó “hijo del trueno” (Mr. 3:17) — en ese estado de carácter fallido. Es importante saber esto que aun con nuestras debilidades YESHÚA, sigue amándonos y su ESPIRITU SANTO sigue obrando en nosotros.
Filipenses 1: 6
6 estoy persuadido de esto, que el comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de YESHÚA;
YESHÚA trabajó su carácter durante su ministerio terrenal, y es mas que obvio la labor del ESPIRITU SANTO en él, su abordaje en el evangelio en los capítulos 14-16 así lo deja entrever. La exposición de Juan al evangelio surtió el efecto preciso. Fue santificado no solo al conocer el mensaje del evangelio, sino al verlo en persona (Jn. 1:14). Su vida cambió.
Ese corazón ambicioso y egoísta, impaciente y desequilibrado, fue transformado por Aquel cuya sangre fue derramada en la cruz ante los ojos del mismo discípulo y perfeccionado por la obra del ESPIRITU SANTO..
De hecho, colgado en la cruz, Jesús delegó en manos de Juan la responsabilidad de cuidar a su madre, dándole un voto de confianza, sabiendo que extendería a ella el amor que él había recibido (Jn. 19:26).
Al comienzo, Juan era el candidato más improbable para ser llamado “el apóstol del amor”. Sin embargo, logró el equilibrio. Su segunda carta (2 Juan) nos da un vistazo de su aprendizaje. Se dirige a la señora elegida y a sus hijos así: “a quienes amo en verdad” (v. 1), “a causa de la verdad” (v. 2), rogando que “nos amemos unos a otros” (v. 5).
El Reino requiere gente apasionada, osada, y comprometida con la VERDAD. Pero se necesita el equilibrio del amor
Se cuenta que, ya siendo anciano y sin capacidad para moverse por sí mismo, mantenía en sus labios el mensaje: “Ámense unos a otros”. Y cuando le preguntaban por qué repetía lo mismo, respondía que eso era suficiente para cumplir con el mandato del Señor.
La actitud de Juan en sus inicios me recuerda a muchos de nosotros que, en nuestra juventud, cometimos el error de tener un desequilibrio entre la verdad y el amor. Por ejemplo, hoy muchos han abrazado la nueva reforma y las doctrinas de la gracia pero, tristemente, no siempre manifiestan gracia al comunicar la verdad de esas doctrinas. Esto es un pecado del que debemos arrepentirnos.
El Reino requiere gente apasionada, osada, y comprometida con la verdad. Pero se necesita el equilibrio del amor, puesto que este no hace nada indebido. El amor refleja humildad, espera con paciencia, es pronto para perdonar, y no guarda rencor (1 Co. 13).
Por lo tanto, la vida transformada de Juan nos brinda un gran aliento y estímulo al recordarnos que Dios completará su propósito en nosotros (Fil. 1:6) y formará el carácter de su Hijo en nuestras vidas (Ro. 8:29).
Cobremos ánimo y sigamos cultivando nuestro carácter, sometiéndonos a Cristo, y preparándonos para vivir y proclamar el evangelio mejor. Confiemos en Aquel que transformó a un hombre común en uno que terminó su vida glorificándole hasta la muerte. Permitamos al ESPIRITU SANTO su obra santificadora y podremos experimentar grandes manifestaciones del ETERNO en nuestras vidas.
El apóstol Juan cita que YESHÚA dio al Espíritu Santo un nombre que no se encuentra en ningún otro libro del Nuevo Testamento. Aparentemente Juan fue el escritor inspirado y elegido para revelar a la iglesia el nombre de “Consolador.” Aunque el vocablo no es hallado en ninguna otra parte, se ha convertido, después de “El Espíritu Santo”, en el término favorito para designarlo.
La importancia del ministerio del Espíritu Santo como Consolador puede ser notada en las palabras de YESHÚA: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Jn. 16:7).
Algunas versiones la traducen con la palabra “abogado”; porque la palabra parákletos obviamente significa “abogado” cuando se aplica a YESHÚA en I Juan 2:1b: “Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a YESHÚA el justo.” Entendemos que un abogado es uno que representa a otro o apela la causa de otro. Está perfectamente claro en Romanos 8:26 que ésta es una de las funciones verdaderas del Espíritu Santo que mora en nosotros: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” Entendemos que Juan necesitó muchas veces de ese consolador, mientras su carácter era transformado.
Las siete iglesias de Asia : El Apocalipsis y las tres cartas de Juan atestiguan que su autor vive en Asia, Se dice que era el pastor de la iglesia de Éfeso y supervisor de las iglesias del Asia Menor y que gozaba allí de extraordinaria autoridad. Y no es para menos. En ninguna otra parte del mundo civilizado quedaban ya apóstoles supervivientes. Y esto indica la gran influencia y respeto que sentirían los cristianos de fines del primer siglo por aquel anciano que había oído hablar a YESHÚA, le había visto con sus propios ojos, le había tocado con sus manos, le había contemplado en su vida terrena, ya resucitado, y había presenciado su ascensión a los cielos. Esa gracia dada por Dios para con los hombres solo ocurre a través del ESPIRITU SANTO DE DIOS, no en vano dice: yo estaba en el ESPIRITU, al momento de recibir la revelación . Esa determina que Juan había sometido su vieja naturaleza a las bondades del fruto del ESPIRITU y aun en el destierro estaba viviendo a DIOS de manera plena A mi parecer no había nadie mas apropiado en ese momento para recibir la REVELACION DE YESHÚA como REY, JUEZ Y GOBERNADOR de toda la tierra.
Tenemos que saber que Asia no es la zona geográfica que en la actualidad conocemos sino la provincia Romana de Asia, de la cual Éfeso era la capital, Asia estaba ubicada en la zona que corresponde a la actual Turquía.
Efeso: Era una de las ciudades más importantes del Mundo Antiguo, por su posición geográfica y actividad industrial. Estaba situada al occidente de Asia Menor (hoy Turquía), entre Mileto y Esmirna, en el valle del río Caistro, a 5 kilómetros del mar Egeo y entre las montañas de Koresos. Tenía una extensión de seis kilómetros de diámetro y era centro importante en la historia de la Iglesia primitiva. Antes a Éfeso se le conocía como Jonia. Su acceso al mar la convirtió en el principal puerto de Asia Menor durante el Imperio Romano.
Compartió con las ciudades de Alejandría y Antioquia la supremacía comercial e industrial en el Mediterráneo oriental. Durante el reinado del emperador Adriano, a Éfeso se la nombró capital de la provincia romana de Asia Menor. La historia dice que allí se radico el apóstol Juan después de su regreso de la isla de Patmos. La tradición (escritos post apostólicos) afirma que Juan se trasladó a Éfeso a finales del siglo I d.C. para supervisar y ayudar las iglesias de Asia Menor. El apóstol Juan falleció y fue enterrado en Éfeso.
Como ciudad, Éfeso fue fundada en el siglo XII a.C., cuando los griegos comenzaron a colonizar nuevas tierras en el Mediterráneo y se mezclaron con los nativos de la región, descendientes de habitantes de Anatolia que vinieron del centro de Asia Menor. En el año 560 a.C. el rey de Lidia llamado Creso conquisto a Éfeso, restauró el templo de Artemisa y benefició de gran manera a la ciudad. Tres años más tarde la ciudad fue capturada por los persas. Uno de los sucesores de Alejandro El Grande, Lisímaco la reconstruyó mas tarde en el 322 a.C. y la embelleció con la influencia helenista.
En el año 133 a.C., Atalo III, rey de Pergamo entregó la ciudad a Roma y estuvo bajo el dominio romano hasta el año 262 d.C., cuando los godos la destruyeron. En la era apostólica, Éfeso era el centro administrativo y religioso de la provincia romana de Asia; algunos de sus oficiales se llamaban asiarcas (Hechos 19:31). El templo de Artemisa o Diana era considerado una de las siete maravillas del mundo y estaba localizado al nordeste de la ciudad. Daba nombre a Éfeso y esta se la llamaba “la guardiana de la ciudad de Éfeso” (ver Hechos 19:35). Este templo era la estructura de mármol más grande en el mundo helénico. La superstición y el ocultismo florecieron en gran manera a la sombra del culto de esta diosa, cuyas características eran semejantes a la diosa cananea de la fertilidad Asera. Según el libro de los Hechos, el apóstol Pablo visito a Éfeso dos veces; a finales de su segundo viaje misionero, cuando iba de prisa hacia Jerusalén (Hechos 18:19-21), y durante el tercer viaje (Hechos 19:1-41). Había en Éfeso una numerosa colonia judía donde Pablo y sus compañeros Aquila y Priscila fueron bien acogidos al llegar por primera vez. Pablo se fue para Jerusalén y sus compañeros permanecieron allí. Fundaron la iglesia en esta ciudad ayudados por Apolos en el 64 d.C. (Hechos 18:24-26). La segunda visita del apóstol Pablo duró tres años, pero esta vez la situación era diferente. Al principio los judíos lo recibieron bien, pero después de predicar tres meses en la sinagoga surgió la oposición por parte de estos. La predicación del Evangelio por parte del apóstol Pablo iba acompañada de milagros extraordinarios (ver Hechos 19:11). Fueron muchas personas que se convirtieron al Evangelio que los fabricantes de ídolos se vieron amenazados de perder su negocio y provocaron el alboroto que se relata en Hechos 19:23-41. Timoteo permaneció allí para cuidar la iglesia después de la partida de Pablo (1 Timoteo 1:3).
Desde la época post apostólica hasta la invasión musulmana, Éfeso fue un centro eclesiástico importante. Aquí se celebró, en 431d.C., el tercer concilio ecuménico donde se condenó la cristología nestoriana (doctrina enseñada por Nestorio que dividía a Jesucristo en dos personas distintas, una humana y otra divina.). Hoy día el sitio de la antigua Éfeso ahora lo ocupa la ciudad turca de Seljuk.
Esmirna. Esta era una ciudad grande en la costa occidental de Asia Menor, estaba al norte de Éfeso. Hoy día es la moderna ciudad turca de Izmir que significa mirra o ungüento. Esta resina se usaba para embalsamar cuerpos y era aromático. Esmirna significa amargura. Destruida cerca del 600 a.C., quedo casi desierta hasta 280 a.C. y su alianza con Roma era conocida por siglos. Esmirna se convirtió en la sede del culto al emperador, un gran templo dedicado al emperador Tiberio hacia alarde de su alianza con el Imperio. Durante el siglo I d.C. esta ciudad fue una de las más importantes de Asia. Rodeaba un muy buen protegido puerto sobre la costa egea en la desembocadura del río Hermo. Bella y famosa, ostentaba un semicírculo de edificios públicos llamado “la Corona de Esmirna”. Era una ciudad próspera, en contraste con la pobreza material de la iglesia allí. Esta ciudad contaba con una colonia grande y hostil de judíos, cuya hostilidad contra los cristianos les ganó el apodo de “sinagoga de Satanás”.
El Evangelio llego rápido a Esmirna, presuntamente de Éfeso (Hechos 19:10). La fidelidad (Apocalipsis 2:10) y el valor abundaron en la iglesia de Esmirna. Mediante la persecución contra la Iglesia, murieron más de 7,300 cristianos. Cuando Ignacio de Antioquia iba preso a Roma para el martirio en el 117 d.C., escribió en Esmirna cuatro de sus siete cartas (cartas a las iglesias de Éfeso, Magnesia, Trales, y Roma). Dos de estas cartas se dirigieron a esta congregación y a su obispo Policarpo. En seis de sus cartas Ignacio ataca una herejía compuesta de rasgos docetistas, judaizantes y tal vez gnósticos, y promulga como solución la adhesión al obispo, los presbíteros, y diáconos.
El obispo Policarpo fue perseguido, en el primer intento para asesinarlo no pudieron, y según la historia lo pusieron en una olla de aceite hirviendo y no lo pudieron matar. Luego lo trataron de quemar vivo en la hoguera, el viento llevo las llamas al lado opuesto, de manera que la hoguera quedo consumida y el obispo quedo intacto. Luego el verdugo se levantó y lo mató con un hacha para el año 160 d.C. Antes de matarlo trataron a que él negara la fe en el Señor, él dijo: “Ochenta y cuatro años he servido a mi Señor y nunca El me ha faltado y mucho menos me ha fallado, como he de negarlo o blasfemar Su nombre si todo lo que me ha hecho es bien, jamás lo haré”, y luego lo mataron.
NOS VEMOS EN EL PREÁMBULO DE LAS BODAS DEL CORDERO, VESTIDOS DE LINO FINO RESPLANDECIENTE………..
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