EL ENGAÑO SATÀNICO 4.6. 3 FALSAS DOCTRINAS BIENAVENTURADOS LOS DE LIMPIO CORAZON.
- LA VERDAD EN YESHÚA
- 24 jul 2019
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EL ENGAÑO SATÀNICO 4.6. 3
FALSAS DOCTRINAS
BIENAVENTURADOS LOS DE LIMPIO CORAZON.
Los fariseos añadieron muchos aspectos según los cuales podrían mantenerse limpios, pero ninguno de ellos ordenados por EL ETERNO. Estos aspectos eran transmitidos oralmente, convirtiéndose tradiciones y posteriormente en leyes para pueblo. EL ETERNO había sido clara y contundentemente explícito:
Deuteronomio 4:2
2 No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.
Deuteronomio 12:32
32 cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.
Su descuido no les permitió reconocer a SU MESIAS, habían contaminado lo que podía mantener su corazón limpio y permitirles ver claramente el tiempo de su visitación. Muy similar a aquellos tiempos es lo que ocurre en nuestros días, lo que no permite ver a Dios en nuestros caminos con todo su esplendor. Añadir o quitar a sus palabras, solo contaminará lo que puede hacernos limpios de corazón: SU PALABRA.
LASCIVIA.
La misma observación es válida en lo concerniente a la lascivia. He notado a menudo, que cuando los hombres hablan mal de la religión y denigran la santa Palabra de Dios, sus vidas son impuras; raramente, -y tal vez nunca- me he encontrado con un caso en el que mi juicio me haya engañado con relación a las vidas de los hombres que hablan en contra de las cosas santas.
Y cuando los hombres hablan en contra de LA VERDAD, casi siempre se debe a que LA VERDAD habla en contra de ellos. LA VERDAD los encuentra y los acusa de la culpa de sus pecados, y los arresta. Ha venido a ellos como un policía con su linterna para la oscuridad, y ha enfocado plenamente su rayo de luz sobre su iniquidad, y por eso es que están tan indignados. No vivirían como viven si pudieran verse como Dios los ve; no podrían ser capaces de continuar en su inmundicia, corrompiendo a otros así como arruinándose ellos mismos, si realmente pudieran ver. Pero conforme estas perversiones penetran en el corazón, de seguro cegarán los ojos.
Podríamos cometer la ingenuidad de creer que la lascivia solo se refiere al desenfreno sexual, veamos que podemos adentrar en su significado.
lascivia - Diccionario Español
Origen de la palabra: (latín lascivus.)
1. adj. Perteneciente a la lascivia o sensualidad.
2. Que tiene este vicio.
3. Errático, alegre.
propensión a los deleites carnales, apetito inmoderado de algo
La palabra lascivia viene del latín lascivia (humor retozón o juguetón, espíritu bromista y divertido, y finalmente también incontinencia y libertinaje en lo moral, no sólo en lo sexual, sino en cualquier campo). Se deriva con un sufijo de cualidad «ia», sobre el adjetivo lascivus (retozón, alegre, disoluto, libertino), adjetivo a su vez formado con el sufijo «ivus».
Sustantivo femenino. Esta expresión se define el que tiene propensión, tendencia o proclividad a los deleites carnales, también se puede referir a un deseo o la lujuria sexual sin control, la imposibilidad de controlar la libido y se relaciona directamente con la desvergüenza o también al erotismo. En forma desusado, apetito de manera inmoderado o inadecuado de algo.
Etimología: Este vocabulario en su etimología es de origen latina bajo denominación lascivia.
La lascivia implica la imposibilidad de controlar la libido, lo que puede derivar en una obsesión.
Una persona con lascivia mira al prójimo de manera morbosa o con intenciones sexuales.
Las religiones, por lo tanto, condenan la lascivia y la asocian a las conductas indebidas y pecaminosas.
Desde un punto de vista más amplio, se considera la lascivia como el apetito inmoderado de algo; es decir, no necesariamente tiene relación con la sexualidad. De esta forma, es posible hallar el término en un contexto materialista, denotando el deseo casi dañino y obsesivo de una persona por un bien.
TOMEMOS LAS PALABRAS DE NUESTRO HNO DAVID WILKERSON:
“En su carta a la iglesia, Judas hace una tremenda advertencia. Escribe, “… a los que el Padre ama y ha llamado, los cuales son protegidos por YEHOSHÙA…… he sentido grandes deseos de escribirles para rogarles que luchen por la fe que una vez fue entregada a los que pertenecen a Dios. Porque por medio de engaños se han infiltrado ciertas personas… hombres impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo." (Judas 1-4).
Judas nos previene de que entrarán falsos maestros infiltrados en la casa de Dios con una meta en mente: convertir la gracia del Señor en lascivia. Dice, “Satanás está enviando cierta falsa doctrina para que se infiltre en la iglesia. Y vendrá a través de predicadores, maestros y evangelistas. Tomarán la gracia de Dios para torcerla sutilmente, manipulándola, hasta producir lascivia en el pueblo de Dios.”
Para entender la seriedad de la advertencia de Judas, necesitamos comprender el significado de lascivia. Este término abarca a todas las variedades concebibles del pecado. En términos literales, lascivia significa “falta de disciplina moral, rechazo a las normas aceptadas de la moral”. La palabra proviene del latín “lascivia,” que significa pasión suelta, desbocada y codicia. Significa permisividad, desorden, el abandono de todos los frenos. También representa a todo lo sucio, degradante, lujurioso y obsceno.
YEHOSHÙA llamó a la lascivia un pecado del corazón: “Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez" (Marcos 7:20-22).
Igual que Judas, el apóstol Pablo también aludió a la lascivia que veía en la iglesia. Escribió a los corintios en términos directos, “Porque temo que cuando vaya a verlos, quizá no los encuentre como quisiera… y yo tenga que llorar por muchos que han pecado anteriormente y no se han arrepentido de la impureza, inmoralidad y sensualidad que han practicado" (2 Corintios 12:20-21).
En este mismo pasaje, Pablo llama a los corintios sus “amados.” En efecto, ellos eran los hijos de Pablo en el Señor. Y fueron bendecidos de forma increíble por Dios. Habían sido instruidos por el mismo Pablo, Timoteo, Tito y otros ministros piadosos. Y Pablo les recordaba, “… y todo esto… es para su edificación" (12:19).
Cuando leemos las dos cartas de Pablo a esta iglesia, vemos las enseñanzas increíblemente poderosas que les llevó. Escribió sobre la resurrección, la venida del Señor, el trono de juicio de Cristo, la muerte al pecado, la justificación por la fe, el cielo, y el infierno. Con fidelidad, Pablo advirtió a esta comunidad, la halagó, les rogó. Sin duda, ningún otro grupo de creyentes ha sido pastoreado más amorosamente, más confrontado con la verdad, y más edificado por el Evangelio de la gracia.
Además, los corintios fueron bendecidos más allá de las enseñanzas de Pablo. Ellos habían experimentado poderosos movimientos y obras del Espíritu Santo en sus medios. Habían recibido muchos dones espirituales, incluyendo sanidades, profecías, interpretaciones, revelaciones divinas. Esta iglesia era un cuerpo vibrante, profético, y encendido.
A pesar de todo, increíblemente, algunos creyentes bendecidos seguían viviendo en inmoralidad. Pablo acusó a “muchos” de ser lascivos (12:21). Escribió, “Esta es la tercera vez que voy a visitarlos… a los que antes pecaron, y a todos, ahora… que si voy otra vez a visitarlos, no voy a tenerles consideración… Les escribo esta carta antes de ir a verlos, para que cuando vaya no tenga que ser tan duro en el uso de mi autoridad, la cual el Señor me dio, no para destruirlos, sino para su edificación” (13:1-2, 10).
Pablo no andaba con rodeos. Decía, “dos veces les he advertido del pecado que hay en su congregación. Todos ustedes han recibido una prédica divina y condenatoria. Todos han tomado del don de gracia de Dios. Y aun así algunos de ustedes han torcido deliberadamente esa gracia al seguir viviendo en impureza. Les recuerdo que mi don es edificar, no destruir. He sido llamado a edificarlos en la preciosa fe. Pero cuando regrese por tercera vez, no tendré otra alternativa que ser rudo con ustedes. No pasaré por alto a nadie que siga entregándose al pecado.”
Ahora le pregunto a usted: ¿Cómo es que esta gente, bendecida de manera tan abundante, podía seguir viviendo en una condición tan sórdida? Esperamos que el mundo sea lascivo, complaciéndose libremente en su lujuria, pero no el pueblo de Dios. Evidentemente, sin embargo, este pecado se había vuelto incontrolable en la casa de Dios.
No escribo esto para los cristianos que se complacen en la inmundicia, ya sea por la TV, los videos o la Internet. Más bien, mi objetivo es que usted examine el tipo de evangelio en el que cree. Esto involucra su concepto de gracia. Quiero que pruebe si permitirá que entre en su corazón cualquier tipo de falsa doctrina acerca del significado de la gracia de Dios. A fin de cuentas, ésta puede ser una cuestión de vida o muerte.
El diablo probablemente no tenga interés en engancharlo a las cosas sucias. Quizás él sepa que usted no puede ser tentado a cometer pecados vulgares. Sin embargo, si él puede pervertir su concepto de la gracia –si él puede lograr que usted vea la gracia como una excusa para la permisividad—entonces puede llevarlo camino a la esclavitud. Pronto estará haciendo cosas que nunca hubiera concebido. Y lo peor, le habrá vendido la mentira de que no hay problema en complacer a su codicia.
Por este motivo, Judas no anda con rodeos. Nos dice inmediatamente porque muchos en la casa de Dios están siendo desviados por el torrente de lascivia del diablo: "…Porque por medio de engaños se han infiltrado ciertas personas… hombres impíos que cambian en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo." (Judas 4). En este solo verso, Judas pone en evidencia todo el plan de Satanás para engañar a los elegidos de Dios. El diablo traerá a la iglesia a todo tipo de ministros para pervertir el Evangelio de la gracia.
Sin embargo, si usted tiene una comprensión genuinamente bíblica de la gracia, el enemigo no lo puede engañar. Nunca podrá seducirlo para llevarlo a la lascivia. De modo que, ¿cuál es la auténtica gracia bíblica?
"Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" (Tito 2:11-13).
Este pasaje revela dos características que la gracia bíblica siempre produce en la vida de un creyente: 1) Una expectación y un anhelo por la segunda venida del Señor, y 2) un temor y una reverencia santa hacia el Señor. Estos dos frutos de la obra de la gracia son inseparables. Sencillamente no podemos poseer uno sin el otro.
El autor de Hebreos nos urge, "Tengamos gratitud y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia" (Hebreos 12:28). Este verso enlaza a la gracia directamente con la reverencia. En resumen, la reverencia es un concepto divino que incluye temor, respecto y sobriedad.
El apóstol Pedro también relaciona la gracia con la sobria reverencia: "Ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado" (1 Pedro 1:13). Pedro no nos está animando a poner caras largas o andar por ahí sin gozo. Por lo contrario, habla de una reverencia que produce auténtica alegría del corazón. En esencia, dice, “Si tienen una revelación de la gracia de Jesús--su amor, santidad y belleza— producirá en ustedes temor y reverencia.”
Ahora, cuando Judas habla que hombres impíos se infiltrarán en la iglesia, la palabra que utiliza para “impíos” significa “hombres sin reverencia.” En otras palabras, estos maestros introducirán ligereza y liviandad en la casa de Dios. Intentarán distorsionar y pervertir toda reverencia hacia las cosas del Señor.
Jeremías profetizó de tales hombres impíos, "He aquí yo estoy contra los que… hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas" (Jeremías 23:32). La palabra ligereza en este verso significa frivolidad. Jeremías dice, “Estos falsos maestros se ríen de todas las cosas que se deben reverenciar, respetar y mirar con temor. Ellos ridiculizan la sobriedad que viene de la verdadera adoración al Señor.”
¿Cuál es el propósito del diablo al traer un espíritu de ligereza? Es hacerle creer que el Señor no es severo frente al pecado. Satanás quiere que usted piense que no hay ira en el Señor, que su gracia cubre todo juicio justo. De modo que, a veces, escuchará al enemigo susurrar, “No te preocupes por tu lujuria. Hay abundante misericordia y perdón en el Señor.”
Pablo dice que todos estos hombres impíos "detienen con injusticia la verdad" (Romanos 1:18). En otras palabras, han conocido la verdad y la han saboreado. Han sido edificados y reprobados por ella. "Pues Dios se lo manifestó" (1:19). Pero, pesar de haber sido bendecidos por la verdad de Dios, se alejaron de ella. Rehusaron dejar sus prácticas lascivas y en su lugar se entregaron a su lujuria. A su vez, Dios los entregó al engaño de sus pecados.
Cuando Judas dice "convierten en libertinaje la gracia de Dios" (Judas 4), la palabra “volver” significa que algo cambia, que algo se añade. Viene de una palabra que significa abatir a la verdad, es decir, ponerla en el suelo y volverla pasiva. En resumen, la gracia de Dios una vez estuvo erguida y activa en la vida de estos hombres impíos. Pero como no dejaron su pecado, la arrojaron al suelo y la pisotearon, y la despojaron de todo su sentido y poder. Como Isaías se lamentaba, "la verdad tropezó en la plaza… la verdad fue detenida" (Isaías 59:14-15).
Puede que usted se pregunte: ¿De dónde vienen ministros tan impíos? ¿Cómo son capaces de escurrirse en la iglesia para pervertir la gracia de Dios? ¿Es que el diablo los escogió de algún teatro pornográfico y los vistió como ángeles de luz? ¿O son ateos disfrazados de predicadores que se las han arreglado para llegar al púlpito?
No. Pablo dice de tales hombres que, "Dios les manifestó la verdad” (vea Romanos 1:19). En un tiempo, estos hombres conocieron todo el significado de la gracia. Pero, de algún modo, se volvieron adictos a la concupiscencia a la cual no querían renunciar. En ese punto, comenzaron a retener la verdad en la maldad, y abatirla con la satisfacción propia, no reconociendo y transponiendo los lineamientos establecidos por YEHOSHÙA. Tuvieron que inventar una gracia falsa para excusar su lascivia. De modo que hoy predican a un Cristo falso, por medio de un concepto pervertido de la gracia.
Tal vez piense, “Asisto a una iglesia donde un pastor piadoso predica una palabra bíblica sólida. No conozco a ningún ministro que tuerza el Evangelio de la gracia para provocar la permisividad. Los sermones que escucho son sobre la gracia del Nuevo Pacto, y la misericordia de Dios hacia aquellos que luchan. He aprendido que, aunque no tengo poder en mi carne para vencer al pecado, el Espíritu de Dios me dará fuerza para obedecer su palabra.”
Usted tiene en su poder una verdad increíblemente liberadora, con poder para cambiar vidas. Con todo, si Satanás lo ve caer ocasionalmente en la lascivia, se dará cuenta de que usted tiene una debilidad por su pecado. Sabrá que usted no quiere realmente ser libre. Además, por medio de su continuo pecar, le ha dado entrada en su mente. Y así es como él implantará una mentira en usted. Infundirá en usted una distorsión simple y mortal que suene algo así:
"¿No es esta verdad maravillosamente liberadora? En tu propio ser, no tienes capacidad para resistir al pecado. Así que Dios promete enviarte el Espíritu Santo para que él haga lo que tú no puedes. Todo lo que te toca hacer es seguir lamentándote, y tus resbalones no tendrán importancia. El Espíritu Santo sabe cuándo entrar para darte poder. Ciertamente no puedes ser juzgado por un pecado que no puedes controlar.”
¿Puede ver la mentira insertada en el Evangelio de la gracia? Es la mentira de que los cristianos no son responsables por sus pecados. Y lleva a culpar a Dios por su pecado. Usted dirá, ¿Por qué no vino el Espíritu Santo cuando fui tentado? Esperaba que me diera fuerza, pero nunca apareció. Por eso me rendí a la lujuria. Pero no es mi culpa.”
La verdad es que si usted no desea ser libre de la lujuria, irá corriendo con el don de la gracia de Dios directo al pecado. Pero Pablo aclara el engaño que hay en este pensamiento: "¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera" (Romanos 6:1-2).
Dios a gracias que Judas nos proporciona tres defensas contra los engaños de las mentiras de Satanás sobre la gracia. Judas escribe, “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna" (Judas 20-21). Note tres cosas en este verso:
1. Debemos edificar nuestra fe. ¿Cómo? Estudiando con diligencia la Palabra de Dios. Sin embargo, la fe no viene solamente por leer de la Biblia, sino por escuchar –o hacer - lo que leemos. Debemos leer la Palabra de Dios, aplicarla a nuestros corazones, y aceptar su amonestación. Eso producirá sobriedad espiritual en nosotros. Entonces, no importa la clase de mensaje que escuchemos predicar, no seremos arrastrados por las mentiras y la ligereza de ningún hombre.
2. Debemos orar en el Espíritu Santo. Esto significa que no oramos solamente en la iglesia, sino acogiéndonos al Señor en privado. Debemos pedir que el Espíritu de Dios haga brillar su luz en nuestros corazones, y recibamos su corrección, para de este modo recibir gracia por cualquier falta.
3. No debemos estar ansiosos por nada, y en su lugar debemos buscar la venida de nuestro Señor. Si estudiamos la Palabra de Dios y oramos en el Espíritu, entonces haremos sino esperar la repentina venida de Jesús. Sabremos que este mundo no es nuestro hogar, y anhelaremos que nuestro Señor venga por nosotros en cualquier momento.
Si usted está aplicando estas tres defensas, entonces entenderá la auténtica gracia. Y no será seducido a la lascivia por ningún mensaje de gracia pervertida. Dios nos asegura en su pacto: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros… y haré que andéis en mis estatutos, y guardaréis mis preceptos y los pongáis por obra" (Ezequiel 36:26-27). Dios prometió poner su Espíritu en nosotros, el cual nos dará poder para obedecer en todo lo que nos demande nuestro Señor.
Pero Dios ha puesto una condición a esta promesa. Dice, "Yo Jehová he hablado, y lo haré. Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto" (36:36-37).
Aquí es donde participa nuestra responsabilidad personal. No debemos vivir pasivamente, siempre esperando que el Espíritu Santo aparezca cada vez que somos tentados. Nuestra tarea es inquirir al Señor, es decir, permanecer en oración. Él nos dice, “Si de veras desean poder para vencer al pecado, necesitan buscarme. Si se acercan a mí con todo su corazón, con honesta diligencia, yo cumpliré en su vida todas las promesas de mi pacto.”
Todos tenemos la capacidad de orar, de leer la Palabra de Dios, y de buscar el pronto regreso de YEHOSHÙA. Si hacemos estas cosas, Judas declara, que cosecharemos los beneficios de esta oración: " Y a aquel es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría" (Judas 24).”
No poder controlar el apetito por satisfacer nuestros deseos, sean cual sea el calificativo que tenga, es un acto lascivo, es un acto impuro. La carne se refiera a nuestra vieja naturaleza y el desenfreno para darle gusto nos convierte en personas de prácticas lascivas.
Gálatas 5:17
17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
Romanos 8:7-8
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
CONTINUA……
NOS VEMOS EN EL PREÀMBULO DE LA BODA DEL CORDERO VESTIDOS DE LINO FINO RESPLANDESCIENTE…………
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