EL ENGAÑO SATÀNICO 4.6. 5FALSAS DOCTRINAS BIENAVENTURADOS LOS DE LIMPIO CORAZON.
- LA VERDAD EN YESHÚA
- 29 jul 2019
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EL ENGAÑO SATÀNICO 4.6. 5
FALSAS DOCTRINAS
BIENAVENTURADOS LOS DE LIMPIO CORAZON.
Ahora, por último, y muy brevemente, debo recordarles que ESTA LIMPIEZA DEL CORAZÓN ES UNA OBRA DIVINA.
Y, créanme cuando les digo que nunca es una obra innecesaria. Nadie (excepto YEHOSHÙA) nació jamás con un corazón limpio; todos han pecado, todos necesitan ser limpiados, no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Permítanme asegurarles que esta obra no fue realizada nunca por ceremonia alguna. Los hombres podrán decir lo que quieran; pero ninguna aplicación de agua volvió mejor jamás al corazón del hombre. Algunos nos dicen que, en el bautismo, -refiriéndose a la aspersión de los bebés- como una regla, ellos regeneran, y hacen miembros de Cristo, hijos de Dios, y herederos del reino del cielo a las personas; pero los que son rociados no son mejores que otras personas. Crecen exactamente de la misma manera que otros; la ceremonia entera es inútil, y es peor que eso, pues es claramente contraria al ejemplo y a la enseñanza del Señor Jesucristo. Ninguna aplicación acuosa, ninguna ceremonia externa puede afectar jamás al corazón.
El corazón tampoco puede ser purificado por ningún proceso de reforma externa. Se ha hecho con frecuencia el intento de obrar desde el exterior hacia el interior, pero eso no puede lograrse; sería lo mismo que si le dieras un corazón vivo a una estatua de mármol golpeando sobre su superficie con un mazo y un cincel; y hacer limpio de corazón a un pecador es un milagro tan grande como si Dios hiciera que esa estatua de mármol viviese, y respirase, y caminase.
Todo lo que tenga un valor eterno en esta vida y en la eternidad viene a través de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.
¿Qué es lo que el Espíritu Santo hace por nosotros? Todo lo que tenga un valor eterno en esta vida y en la eternidad viene a través de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Si queremos seguir a Jesús, y vemos que necesitamos ayuda para hacerlo, Dios envía Su Espíritu Santo. Solamente tenemos que pedir y ser obedientes para poder recibirlo. (Lucas 11:9-13; Hechos 5:32) Cuando llegamos a ser discípulos y recibimos el Espíritu Santo, este comienza a trabajar en nosotros, para transformarnos a la imagen de Cristo (Romanos 8:29). Los discípulos tienen su mente en las cosas del Espíritu, y serán guiados a vida y paz.
“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8.
¿Para qué es el poder del Espíritu Santo? Pablo testificó que era su “anhelo y esperanza” que por la vida o muerte Jesús sería magnificado en su cuerpo. (Filipenses 1:20) La función más grande que cumple el Espíritu Santo es fortalecer a Sus discípulos para ser transformados a la imagen de Jesús; Su vida se manifiesta en nosotros, siempre y cuando mantengamos la muerte del Señor Jesús en nuestros cuerpos (2 Corintios 4: 10-11). Así damos testimonio de Jesucristo. No es posible para nosotros hacer esto con nuestra propia fuerza, sólo es posible a través del poder que el Espíritu Santo nos da.
Los procedimientos a seguir en la sanidad interior varían ligeramente dependiendo de quién la dirija. de manera que en ella se estimula al creyente a revivir escenas del pasado en diferentes situaciones y con personas que de alguna forma le hicieron mal, o con las cuales tuvo serios conflictos. Un vistazo a la lista de traumas muestra que la mayoría de estos pudieron haber ocurrido en la etapa del embarazo de su madre y en la niñez. En otras palabras, fueron nuestros padres los que dañaron nuestra pristina inocencia infantil (algo que niega la doctrina bíblica de la naturaleza pecaminosa ya presente desde nuestra gestación).
El creyente es disuadido a “sentir” el dolor y agonía de esos momentos, describirlos públicamente y conectarlos con problemas en su conducta y carácter en el presente. En muchos casos se le dice al cristiano que imagine o visualice a Cristo para que su presencia ayude a sanar la herida del pasado y la cargue sobre él. De esta forma, el cristiano es libre de esa “opresión”. Una vez identificada la causa de los problemas, se sugiere a la persona que perdone y olvide. La gran mayoría de las veces el perdón es concedido simbólicamente a otra persona que representa a la persona del ofensor.
Es obvio que estamos frente a una peligrosa combinación de psicología freudiana, implantación de ideas por sugestión y visualización ocultica. La razón por la cual la sanidad interior es atractiva es que los cristianos sabemos que Cristo sana nuestro interior en realidad. Como los proponentes de la doctrina la presentan con algunos términos bíblicos y dan participación a Cristo en sus sesiones, muchos piensan que se trata de algo bíblico o doctrinalmente correcto.
Primero que todo debemos reconocer que la creación cayó bajo la maldición del Creador luego del pecado de Adán. Desde entonces nadie vive sin ser afectado por el dolor de una u otra forma. Todos tenemos momentos traumáticos de diversa índole en el período de nuestras vidas. Al mismo tiempo, también causamos mal a otros en menor o mayor grado, o sea que todos somos víctimas y todos victimamos en algún momento.
La corriente humanista secular y religiosa ha inculcado en el hombre moderno la idea de que somos víctimas y nadie es responsable de sus actos. La psicología popularizó la técnica de la regresión al pasado de la persona para identificar los hechos traumáticos que aun influencian la conducta del presente. El atractivo de esta teoría es que los humanos tenemos tendencia a preferir ser sanados antes que aceptar nuestra responsabilidad y nuestros pecados.
Si bien existen factores externos en toda vida que afectan el desarrollo de nuestra personalidad, si fuéramos objetivos en nuestra apreciación tendríamos que aceptar que muchas de las situaciones en que nos encontramos tienen su origen en nosotros mismos. Hay casos en que sí, la persona ha sido dañada emocionalmente por circunstancias poco fortuitas y tiene necesidad de ser restaurada o sanada de sus traumas, pero ¿justifica esto el método de la Sanidad Interior? ¿No puede Dios tratar con nuestras heridas?
¿Cómo trata Cristo con nuestras heridas del pasado?
La pregunta nunca debe ser planteada sin antes preguntarnos primero cómo trata YEHOSHÙA con nuestro pecado. Es obvio que cuando nos arrepentimos y ponemos nuestra fe en YEHOSHÙA, nuestros pecados son judicialmente perdonados y somos vistos inocentes delante de Dios – somos salvos, justificados por gracia.
Una vez que ya formamos parte de la familia de Dios, comienza el proceso de santificación, de restauración y de sanidad interior, no la sanidad interior propuesta por la nueva corriente en la iglesia, sino la que consiste en la obra del Espíritu Santo y la Palabra de Dios.
La causa de que sistemas deficientes creados por el hombre invadan las iglesias, es la negligencia de los líderes en cuanto a enseñar en temas doctrinales como el ministerio del Espíritu Santo y el poder de la Palabra. Conceptos como la obra de santificación del Espíritu son completamente desconocidos por el cristiano moderno, es por ello que en lugar de buscar una vida llena del Espíritu y ser consolados por Cristo, buscamos ser santificados y sanados psicológica y místicamente.
El pasaje de Isaías 61: 1-4 describe un aspecto crucial en la misión de Cristo. Dice que Cristo fue enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, vendar a los quebrantados de corazón, publicar libertad a los cautivos y abrir la cárcel a los que están prisioneros, consolar a los enlutados y traer alegría y gozo a los afligidos. Este es el mismo pasaje que Cristo leyó en la sinagoga identificándose como el Mesías (Lc. 4:15). Este aspecto de la misión de Cristo muestra la forma en Dios opera; en otras palabras, esto es lo que el Evangelio hará por usted. ¿Cómo hace esto Cristo? A través de su Palabra en el poder del Espíritu Santo.
La Palabra de Dios es un poder vivo en el alma del creyente. Es por ello que David en el Salmo 119 usa expresiones como: vivifícame/susténtame según tu palabra, la exposición de tu palabra alumbra-hace entender a los simples, aflicción y angustia se han apoderado de mí – mas tus mandamientos fueron mi delicia (consolación en medio de los problemas), mucha paz tienen los que aman tu palabra, etc. No dejan de descollar las palabras del verso 50 en el mismo Salmo 119: “Ella (la Palabra de Dios) es mi consuelo en mi aflicción”. La Palabra de Dios penetra a lugares que la psicología o los métodos de sanidad interior no pueden (He. 4:12-13).
Hebreos 4:12-13
12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
13 Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
El consuelo de Dios a los abatidos también se manifiesta a través de la comunión con nuestros hermanos en Cristo (2 Co. 1:4; Col. 4:11), y al recordar las promesas inalterables de Dios, en las cuales tenemos un “fortísimo consuelo” al asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (He. 6:17-18).
A su vez, el Espíritu Santo, quien es llamado el Consolador, como el propio nombre lo dice, reconforta, consuela, y también intercede por nosotros (Ro. 8:26-27). El fruto del Espíritu Santo es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gá. 5:22-23). El fruto del Espíritu es el producto espontáneo de la presencia del Espíritu Santo en la vida del creyente. Estirando un poco la comparación con un fruto, digamos que no todos los gajos se desarrollan de la misma forma o estarán totalmente maduros, pero todos estarán presentes.
Si el Espíritu es el que trae estas características en el proceso de santificación, ¿cómo es que pretendemos darle una ayudadita al Espíritu con sus métodos de visualización, sugestión y regresión al pasado? ¿Qué quiere decir Pablo cuando expresa que el hombre interior “se renueva de día en día” (2 Co. 4:16)? Si la Palabra dice que el creyente es una nueva criatura y que las cosas viejas pasaron (2 Co. 5:17), ¿por qué debemos volver al pasado para solucionar nuestros dolores del presente? ¿No es Dios el “Padre de misericordias y toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones” (2 Co. 1:3,4)?
El corazón sólo puede ser limpiado por el Espíritu Santo de Dios. Tiene que venir sobre nosotros, y cubrirnos con Su sombra, y cuando ha venido así a nosotros, entonces nuestro corazón es cambiado, pero nunca antes de eso. Cuando el Espíritu de Dios viene de esta manera a nosotros, limpia el alma, -para seguir la línea de la enseñanza de nuestro Salvador en el capítulo que estamos analizando- mostrándonos nuestra pobreza espiritual: "Bienaventurados los pobres en espíritu."
Esa es la primera obra de la gracia de Dios: hacernos sentir que somos pobres, que no somos nada, que no merecemos nada, que somos indignos de algún merecimiento, y que somos pecadores merecedores del infierno. Cuando el Espíritu de Dios prosigue con Su obra, lo siguiente que hace es conducirnos a llorar: "Bienaventurados los que lloran." Lloramos cuando pensamos que hemos pecado como lo hemos hecho, lloramos anhelando a nuestro Dios, lloramos anhelando el perdón; y, entonces, la aplicación del agua y de la sangre que fluyeron del costado hendido de Cristo sobre la cruz, es el gran proceso que limpia eficazmente el corazón.
¡Aquí tienen, oh pecadores, para que encuentren la doble cura de la culpa y del poder del pecado! Cuando la fe mira al Salvador sangrante, ve en Él no simplemente el perdón del pasado, sino la eliminación de la pecaminosidad del presente.
El ángel le dijo a José, antes de que Cristo naciera: "Llamarás su nombre YEHOSHÙA, porque él salvará a su pueblo de sus pecados." Todo el proceso de la salvación puede ser explicado brevemente así: el Espíritu de Dios nos encuentra con corazones inmundos, y viene y proyecta una luz divina al interior nuestro, para que veamos que los corazones son perversos. Luego nos muestra que, siendo pecadores, merecemos ser el blanco de la ira de Dios, y nos damos cuenta de que lo merecemos. Entonces nos dice: "Pero esa ira fue soportada por YEHOSHÙA a nombre de ustedes." Él abre nuestros ojos, y vemos que "Cristo murió por nosotros", en nuestro sitio, y en lugar nuestro, y por nuestra causa. Lo miramos a Él, creemos que murió como nuestro Sustituto, y nos confiamos a Él. Entonces sabemos que nuestros pecados son perdonados por causa de Su nombre, y nos invade el gozo por el perdón del pecado con una emoción que no habíamos experimentado nunca; y en el siguiente instante, el pecador perdonado clama: "ahora que soy salvo, ahora que soy perdonado, Señor mío YEHOSHÙA, seré Tu siervo para siempre. Voy hacer morir los pecados que te mataron a Ti; y si Tú me das la fortaleza de hacerlo, ¡te serviré mientras viva!"
La corriente del alma del hombre corría antes hacia el mal; pero al momento que descubre que YEHOSHÙA murió por él, y que sus pecados le son perdonados por causa de Cristo, el torrente entero de su alma fluye en dirección contraria, hacia lo que es recto; y aunque todavía tiene una lucha contra su vieja naturaleza, a partir de ese día el hombre es de limpio corazón; es decir, su corazón ama la pureza, su corazón busca la santidad, su corazón ansía la madurez.
Ahora es un hombre que ve a Dios, ama a Dios, se deleita en Dios, anhela ser semejante a Dios, y ávidamente anticipa el tiempo cuando esté con Dios, y lo vea cara a cara. Ese es el proceso de purificación; ¡que todos ustedes lo experimenten a través de la obra eficaz del Espíritu Santo! Si están deseosos de experimentarlo, es proclamado gratuitamente para ustedes. Si anhelan verdaderamente el corazón nuevo y el espíritu recto, les serán dados gratuitamente. No es necesario que se preparen para recibirlos. Dios tiene la capacidad de obrarlos en ustedes en esta misma hora. El que despertará a los muertos con el sonido de la trompeta de la resurrección, puede cambiar su naturaleza con la simple volición de Su mente llena de gracia. Él puede, mientras estás sentado en tu hogar, templo, trabajo, carro, cualquier sitio donde te encuentres, crear en ti un nuevo corazón, renovar un espíritu recto dentro de ti, y enviarte de regreso como un hombre diferente de lo que eras cuando entraste, como si fueras un hijo recién nacido.
El poder del Espíritu Santo para renovar al corazón humano es ilimitado. "¡Oh", -dirá alguien- "yo quisiera que renovase mi corazón, que cambiara mi naturaleza!" Si ese es el deseo de tu corazón, eleva ahora esa oración al cielo. No dejes que ese deseo muera en tu alma, sino conviértelo en una oración, y luego exprésala a Dios, y escucha lo que Dios tiene que decirte. Es esto: "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana"; o esto: "Cree en el Señor YEHOSHÙA, y serás salvo", salvo de tu amor al pecado, salvo de tus viejos hábitos, y tan completamente salvo que te convertirás en uno de los hombres de limpio corazón que ven a Dios.
Pero tal vez preguntes: "¿en qué consiste creer en el Señor YEHOSHÙA?" Es confiar en Él, es descansar en Él; ¡oh, que todos pudiéramos apoyarnos en YEHOSHÙA ahora! ¡Oh, que aquel joven turbado que está por allá, viniera y confiara en YEHOSHÙA! No te librarás de tus problemas mientras no lo hagas.
Sí, aunque hayas luchado en vano contra tus hábitos malvados, aunque hayas combatido contra ellos con tenacidad, y con determinación, únicamente para ser derrotado por tus pecados gigantes y por tus terribles pasiones, hay Uno que puede vencer todos tus pecados por ti. Hay Uno que puede estrangular a la hidra de la lujuria, matar al león de tus pasiones, y limpiar el establo de Augías de tu naturaleza perversa, llevando la sangre y agua de Su sacrificio expiatorio a través de tu alma. Él puede limpiarte y mantenerte limpio por dentro.
¡Oh, míralo a Él! Él colgó de la cruz, maldecido por los hombres, y Dios lo volvió pecado por nosotros, aunque no conoció pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Él fue condenado a morir como nuestra ofrenda por el pecado, para que pudiéramos vivir para siempre en el amor de Dios.
¡Confíen en Él, confíen en Él! Él ha resucitado de los muertos, y ha ascendido a Su gloria, y está a la diestra de Dios intercediendo por los transgresores. ¡Confíen en Él! No pueden perecer nunca si sólo confían en Él, y más bien vivirán con millones de millones más que han sido salvados por gracia, para cantar de un poderoso Salvador, que puede salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios.
Que Dios les conceda que todos sean salvos así, para que puedan estar en medio de los limpios de corazón que verán a Dios, y que no dejarán de hacerlo nunca, y Él recibirá toda la gloria. Amén y Amén.
CUALQUIER DOCTRINA QUE NO PROMUEVA LA LIMPIEZA DE CORAZON , QUE ESTA TIENE SU BASE EN LA OBRA EXPIATORIA DE YEHOSHÙA Y LA OBRA SANTIFICADORA DEL ESPÌRITU SANTO DE DIOS, ES UNA FALSA DOCTRINA.
NOS VEMOS EN EL PREÀMBULO DE LAS BODAS DEL CORDERO, VESTIDOS DE LINO FINO RESPLANDECIENTE PARA VER AL REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES…………..
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