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EL ENGAÑO SATÀNICO 4.8. FALSAS DOCTRINAS BIENAVENTURADOS LOS QUE PADECEN PERSECUCION

  • LA VERDAD EN YESHÚA
  • 5 ago 2019
  • 9 Min. de lectura

EL ENGAÑO SATÀNICO 4.8.

FALSAS DOCTRINAS

BIENAVENTURADOS LOS QUE PADECEN PERSECUCION POR CAUSA DE LA JUSTICIA.

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

La diferencia expresada en la Biblia es notable; “Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas”. “No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas”. “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece”. “El rey de Israel (el malvado Acab) respondió a Josafat (el buen rey de Judá): Aún hay aquí un hombre por el cual podemos preguntar a Jehová; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza cosa buena, sino siempre mal” (Jn. 3:20; 7:7; 15:19; 2 Crónicas 18:7).

El capítulo 5 de Mateo presenta 8 cualidades de un seguidor de Cristo que está bendecido o que goza de las bienaventuranzas de Dios. Estas cualidades se producen en el ámbito de una fe segura en Dios. La palabra bienaventurado expresa la idea de estar premiado por poseer estas cualidades (‘bien haces’ Santiago 2:19). “Estas cualidades deben de ser deseadas y emuladas; se componen de ‘la buena vida’. Cada una es seguida por una razón, apuntando al hecho de que nadie será un perdedor por escoger seguir este estilo de vida, por menos prometedora que aparezca en el corto plazo. Las recompensas se encuentran al nivel de la experiencia espiritual y la relación con Dios en vez de una recompense material. Nuestro es el reino justamente porque seguimos a nuestro Rey y el cumplimiento de Sus propósitos en nuestras vidas. Por esta razón, YEHOSHÙA insiste en que Sus seguidores estén preparados para sufrir en esta vida a la luz de la gloriosa victoria que es nuestro después de nuestra peregrinación. El ser justo comienza en el momento de nuestra salvación y se perfecciona durante nuestra vida a través de la obra del ESPIRITU SANTO.

“Justicia”

La palabra justicia evoca en primer lugar un orden jurídico: el juez dicta justicia haciendo respetar la costumbre o la ley. La noción moral es más amplia: la justicia da a cada uno lo que le es debido, aun cuando esto debido no esté fijado por la costumbre o por la ley; en derecho natural, la obligación de justicia se reduce en definitiva a una igualdad que es realizada por el cambio o la distribución. En sentido religioso, es decir, cuando se trata de las relaciones del hombre con Dios, el vocabulario de la justicia no tiene en nuestras lenguas sino aplicaciones limitadas. Es corriente, desde luego, evocar el nombre de Dios como justo juez y llamar juicio a la última confrontación del hombre con Dios. Pero este empleo religioso de las palabras de justicia parece singularmente restringido en comparación con el lenguaje de la Biblia. La palabra. aunque próxima a otros diferentes términos (rectitud, santidad, probidad, perfección, etc.), se halla en el centro de un grupo de vocablos bien delimitado, que en nuestra lengua se traduce regularmente por justo, justicia, justificar, justificación (hebr. sdq: gr. dikaios).

Según una primera corriente de pensamiento que atraviesa toda la Biblia, la justicia es la virtud moral que nosotros conocemos, ampliada hasta designar la observancia integral de todos los mandamientos divinos, pero concebida siempre como un título que se puede hacer valer en justicia delante de Dios. Correlativamente, Dios se muestra justo en cuanto que es modelo de integridad, primero en la función judicial de conducir al pueblo y a los individuos, luego como Dios de la retribución, que castiga y recompensa según las obras. Tal es el objeto de nuestra primera parte: la justicia en la perspectiva del juicio.

Otra corriente del pensamiento bíblico, o quizás una visión más profunda del orden que Dios quiere hacer reinar en la creación, da a la justicia un sentido más amplio y un valor más inmediatamente religioso. La integridad del hombre no es nunca más que el eco y el fruto de la justicia soberana de Dios, de la maravillosa delicadeza con que conduce el universo y colma a sus criaturas. Esta justicia de Dios, que el hombre alcanza por la fe, coincide finalmente con su misericordia y designa como ella unas veces un atributo divino, otras los dones concretos de la salvación que derrama esta generosidad. Esta ampliación del sentido ordinario de nuestra palabra justicia es seguramente perceptible en nuestras versiones de la Biblia, pero este lenguaje hierático no desborda el lenguaje técnico de la teología: al leer Rom 3,25 ¿sospecha el cristiano culto que la justicia revelada por Dios en YEHOSHÙA es exactamente su justicia salvífica, es decir, su misericordiosa FIDELIDAD? En la segunda parte se expondrá esta concepción específicamente bíblica: la justicia en la perspectiva de la misericordia.

1. La justicia en la nación.

Ya la antigua legislación israelita exige a los jueces integridad en el ejercicio de su función Dt 1,16 16,18.20 Lev 19,15.36. Igualmente los más antiguos proverbios celebran la justicia del rey Prov 16,13 25,5. En textos análogos el «justo» es el que tiene derecho Ex 23,6-8, o bien, raras veces el juez íntegro Dt 16,19; éste debe justificar al inocente, es decir, absolverlo o rehabilitarlo en su derecho Dt 25,1 Prov 17,15.

Los profetas antes del exilio denuncian con frecuencia y vigorosamente la injusticia de los jueces y de los reyes, la opresión de los pobres, por estos desórdenes anuncian infortunio Am 5,7 6,12 Is 5,7.23 Jer 22,13.15. Hacen adquirir conciencia de la dimensión moral y religiosa de la injusticia; lo que se percibía como mera violación de reglas o de costumbres se convierte en ultraje a la santidad de un Dios personal. Por eso las injusticias acarrean mucho más que las sanciones habituales: un castigo catastrófico preparado por Dios. Así pues, en los reproches proféticos el justo es todavía el que tiene derecho, pero casi siempre se lo evoca en su condición concreta y en su medio: este inocente es un pobre y un oprimido Am 2,6 5,12 Is 5,23 29,21.

A sus reproches añaden con frecuencia los profetas la exhortación positiva: «practicad el derecho y la justicia» Os 10,12 Jer 22,3s. Sobre todo, conscientes de la fragilidad de nuestra justicia, aguardan el Mesías futuro como el príncipe íntegro, que ejerce la justicia sin flaquear Is 9,6 11,4s Jer 23,5 Sal 45,4s.7s 72,1ss.7.

2. La justicia, fidelidad a la ley.

Ya desde antes del exilio la justicia designa la observancia integral de los preceptos divinos, la conducta conforme a la ley; así aparece en buen número de proverbios Prov 11,4ss.19 12,28, en relatos diversos Gen 18,17ss y en Ezequiel Ez 3,16-21 18,5-24. Correlativamente, el justo es en los mismos contextos el piadoso, el servidor irreprochable, el amigo de Dios Prov 12,10 Gen 7.1 18,23-32 Ez 18,5-26. Esta concepción pietista de la justicia es muy perceptible, después del exilio, en las lamentaciones Sal 18,21.25 119,121 y en los himnos Sal 15,1s 24,3s 140,14.

3. La justicia-recompensa.

Por una evolución semántica realizada ya antes del exilio, dado que la conducta conforme a la ley es fuente de méritos y de prosperidad, la palabra justicia, que designaba esta conducta, llega a significar también las diversas recompensas de la justicia. Así, el gesto de mansedumbre realizado viene a ser una justicia delante de YEHOVAH, lo que casi se podría traducir por mérito Dt 24,13 6,24s. En Prov 21,21, «el que persiga la justicia y la misericordia hallará la vida, la justicia y la gloria», las tres últimas palabras son concretamente sinónimos. En el Sal 24,3ss la justicia obtenida de Dios no es otra cosa que la bendición divina que recompensa la piedad de un peregrino Sal 112,1.3.9 37,6.

4. Justicia, sabiduría y bondad.

En los últimos libros del AT descubrimos con algunos matices nuevos todos los temas tradicionales ya evocados. A la justicia estricta, que debe regir las relaciones de los hombres entre sí Job 8,3 35,8 Ecl 5, se añade en un aspecto nuevo: la justicia es la sabiduría puesta en práctica. La influencia griega aparece, donde la palabra dikaiosyne tiene el sentido de justicia estricta, donde la sabiduría enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza (fuerza), las cuatro virtudes cardinales clásicas.

En ciertos textos tardíos específicamente textos apócrifos la justicia llega hasta a designar la limosna. «El agua extingue el fuego ardiente y la limosna expía los pecados» Eclo 3,30 Tob 12,8s 14,9ss. Se puede hallar una razón de esta evolución semántica. Para los semitas, la justicia no es tanto una actitud pasiva de imparcialidad como un empeñarse apasionadamente el juez en favor del que tiene el derecho, que determina según los casos la condena o la absolución, más bien que un acto neutro y ambivalente: «hacer justicia». Correlativamente, el justo es un hombre bueno y caritativo Tob 7,6 9,6 14,9, y «conviene que el justo sea filántropo» Sab 12,19.

1. YEHOSHÙA.

La exhortación a la justicia en el sentido jurídico de la palabra no está en el centro del mensaje de YEHOSHÙA. En el Evangelio no hallamos ni reglamentación de los deberes de justicia ni evocación insistente de una clase de oprimidos, ni presentación del Mesías como juez íntegro. Es fácil ver las razones de este silencio: los códigos del AT, expresión de las voluntades divinas, eran también la carta de una sociedad. En tiempos de YEHOSHÙA el ejercicio de la justicia corresponde en parte a los romanos, y YEHOSHÙA no se erigió en reformador social o en mesías nacional. El defecto más grave de sus contemporáneos no es la injusticia social; es un mal más específicamente religioso, el formalismo y la hipocresía; la denuncia del fariseísmo desempeña, pues, en la predicación de YEHOSHÙA el carácter capital que ejercían en los profetas Los duros discursos contra la injusticia. Sin embargo, YEHOSHÙA debió exhortar a sus contemporáneos a practicar la justicia «ordinaria», aunque los textos escasamente han conservado vestigios de ello Mt 23,23: el juicio, krisis, designa la justicia estricta.

En la lengua de YEHOSHÙA la justicia conserva también el sentido bíblico de piedad legal. Aunque no sea tal el centro del mensaje, YEHOSHÙA no tuvo reparo en definir la vida moral como una verdadera justicia, como una obediencia espiritual a los mandamientos de Dios. Aquí se disciernen dos series principales de palabras. Las unas formulan la condena de la falsa justicia de los fariseos; el Mesías, todavía mejor que los grandes profetas, denuncia en la observancia hipócrita una religión humana y soberbia Mt 23. Inversamente, el discurso inaugural define la verdadera justicia, la de los discípulos Mt 5,17-48 6,1-18. Así, la vida del discípulo, liberada de una concepción estrecha y literal de los preceptos humanos, es todavía una justicia, es decir, una fidelidad a leyes, pero éstas, en su nueva promulgación por YEHOSHÙA, vuelven al espíritu del mosaísmo, la pura y perfecta voluntad de Dios.

2. El cristianismo apostólico.

Tampoco aquí ocupa la justicia en sentido estricto el centro de las preocupaciones. El mundo de la Iglesia naciente se parece todavía menos que el de los evangelios a la comunidad de Israel. Los problemas de la Iglesia son en primer lugar los de la incredulidad de los judíos y de la idolatría de los paganos, más bien que las cuestiones de justicia social. Sin embargo, cuando la ocasión se presenta, aparece viva la preocupación por la justicia 1Tim 6,11 2Tim 2,22.

Igualmente nos hallamos con la justicia-santidad. La piedad legal de un José Mt 1,19, de un Simeón Lc 2,25, los disponía a recibir la revelación mesiánica Mt 13,17. Mateo, al escribir que YEHOSHÙA con ocasión de su bautismo «cumple toda justicia», parece ya anunciar un tema mayor de su evangelio: Jesús lleva a su perfección la justicia antigua, es decir, la religión de la ley Mt 3,15. La versión de mateo sobre las bienaventuranzas muestra en el cristianismo una forma renovada de la piedad judía 5,6.10: la justicia que hay que desear y por la que hay que sufrir parece ser la fidelidad a una regla de vida que es sencillamente una ley. Finalmente, al igual que en el AT, la justicia cristiana no designa sólo una observancia, sino también su recompensa; la justicia viene a ser un fruto Flp 1,11 Heb 12,11 Sant 3,18, una corona 2Tim 4,8, es como la sustancia de la vida eterna 2Pe 3,13.

En base a las alusiones antes expuestas la justicia que nos hace bienaventurados es aquella doctrina (práctica) estrictamente apegada a los mandamientos divinos y libre de preceptos humanos. En el contexto hebreo en tiempos de YEHOSHÙA y en base a las prácticas rabínicas, era de esperarse toda forma de persecución por practicar este tipo de justicia.

Mateo 5:20-26

20 Porque os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Esta bienaventuranza tiene que ver con la puesta en practica de las enseñanzas de YEHOSHÙA.

La Wikipedia dice:

“Tzadik, en plural tzadikim, es un término hebreo proveniente de las raíces Tzedek, que significa "justicia", y Tzedaká, que puede traducirse como "caridad". Así, una traducción aproximada al español de este término sería Justo en Plenitud, de manera literal, siendo un homólogo del término occidental santo”

Aunque parezca un poco fuera de la perspectiva Hebrea, quisiera exponerles dos significados que nos da la Real Academia Española de la palabra; “Justo”, que me gustaron mucho y que son muy apegadas a LAS ESCRITURAS”, veamos:

· Que vive según la Toráh (ley) de Elohim. · Exacto, que no tiene en número, peso o medida ni más ni menos que lo que debe tener.

DEUTRONOMIO 4:2

No añadiréis á la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno.

Justo es aquel que sus prácticas se caracterizan por no hacer, ni mas ni menos de lo que ha ordenado EL SEÑOR, aunque sea atacado de mil maneras por ello.

CUALQUIER DOCTRINA QUE ENSEÑE AÑADIR O QUITAR LO QUE YA ESTÀ ESCRITO, ES UNA FALSA DOCTRINA.

NOS VEMOS EN EL PREÀMBULO DE LA BODA DEL CORDERO, VESTIDOS DE LINO FINO RESPLANDECIENTE…….

 
 
 

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