LA FE Y LA OBEDIENCIA PARTE 1
- LA VERDAD EN YESHÚA
- 14 ene 2020
- 11 Min. de lectura

LA FE Y LA OBEDIENCIA PARTE 1
4 En pos de YHVH vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.
La palabra hebrea detrás de la palabra al castellano “obedecer” es el verbo Sh.M.A (Strong’s # 8085). En realidad, no hay palabra hebrea que signifique “obedecer”, en el mismo sentido que al castellano.
Aunque no creo que sea necesario aprender hebreo para poder entender la Biblia desde una perspectiva hebraica, es importante que aprendamos a leer la Biblia desde una perspectiva hebraica. En otras palabras, nuestra definición de palabras bíblicas no debe provenir de un diccionario en español, sino de un diccionario en hebreo.
Es innegable el hecho que nuestro DIOS se manifestó en el lenguaje hebreo, porque a ellos les fue confiada LAS ESCRITURAS.
Cuando escuchamos la palabra “obedecer”, asumimos la definición en español de “cumplir o seguir los mandatos, restricciones, deseos o instrucción de otro”.
Aunque esta definición puede muy bien aplicarse en el pasaje mencionado al principio, no sucederá en el siguiente pasaje donde aparece el verbo hebreo sh’ma como “obedecer”.
Y YHWH obedeció tus palabras… (Deuteronomio 1:34)
Estoy seguro de que estarás de acuerdo en que traducir sh’ma como “obedecer” en este versículo, no es una traducción correcta.
Así como no hay una palabra hebrea que significa “obedecer”, tampoco hay una palabra en español para sh’ma. Si bien este verbo hebreo se traduce a menudo como “escuchar”, significa mucho más que oír o escuchar, significa más “oír y responder apropiadamente”.
Cuando la Biblia dice que Moisés “oyó” a YHWH, significa que él oyó y luego actuó sobre lo que escuchó. Cuando la Biblia dice que YHWH escuchó al pueblo, significa que Él los escuchó y luego actuó sobre lo que escuchó.
Deuteronomio 6: 4 dice: “Oye, Israel, YHVH nuestro Dios, YHVH Uno es.”
Son las mismas palabras de YEHOSHUA cuando dijo:
Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Juan 5:19
No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Juan 5:30.
49 Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Juan 12:49 .
¿Qué tan importante es la obediencia cuando se trata de la fe? La Biblia da una clara explicación cuando se habla de fe y obediencia.
El camino de la obediencia es el camino de la vida; pues YEHOSHUA vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. (Hebreos 5:9) Por lo tanto: ¡no hay salvación, no hay vida eterna, sin obediencia! La muerte entró a causa de la desobediencia, ¡pero vida e inmortalidad entró a causa de la obediencia! Un camino nuevo se abrió para nosotros por la obediencia de Cristo. Este camino está abierto ahora.
Toda persona creyente tuvo que oir primero el mensaje de salvación, y es allí cuando ese mensaje produjo la fe y actuó conforme a lo escuchado. Es lo que LAS ESCRITURAS señalan como:
Romanos 10:17
17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios
La fe trae obediencia. Por medio de nuestra obediencia andamos paso a paso por el camino de la vida. Dios da el Espíritu Santo a todos los que le obedecen.
Hechos 5:32 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.
Y solo por medio de este Espíritu recibimos luz y fuerza para andar por el camino de vida.
No llegamos a ningún progreso en este camino solamente sustituyendo mi obediencia por la de Cristo. Pero teniendo Su obediencia como fundamento y ejemplo para mi vida, debo ejercitarme personalmente, tal como en Hebreos 5:9 lo expresa claramente.
Hebreos 5:9
9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen
¡Ningún paso firme se puede dar en este camino, sin una obediencia personal!
Lc. 6.46-49
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;
27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina
¿Qué fue lo que Pablo recibió en gracia y apostolado?
“Obediencia a la fe en todas las naciones, por amor de su nombre.” Romanos 1:5.
Al igual que la obediencia ocurre con la fe.
Solemos pensar en la fe como una estrategia para la gente que no es capaz de pensar por sí misma.
Proverbios 14:15-17
15 La gente tonta cree todo lo que le dicen; la gente sabia piensa bien antes de actuar.
16 El sabio conoce el miedo y se cuida del peligro, pero el tonto es atrevido y se pasa de confiado.
17 El que pronto se enoja pronto hace tonterías, pero el que piensa en lo que hace muestra gran paciencia
la emuná es una convicción , una percepción de la Verdad que trasciende la razón, más que evadirla. Así, la sabiduría, el entendimiento y el conocimiento pueden mejorar la genuina emuná.
No obstante, la emuná no está basada en la razón. La razón jamás puede alcanzar la certeza de la emuná, ya que si se habla en términos razonables– siempre puede ocurrir que llegue un razonamiento mejor y demuestre la falsedad del tuyo. De esta manera, la emuná es similar a ver algo en carne propia: la razón te puede ayudar a entender mejor lo que ves, pero le va a costar mucho convencerte de que nunca lo viste. Por eso, vemos que la emuná perdura incluso cuando la razón no alcanza.
¿Cómo se pone a prueba?
En términos prácticos, es posible que la persona tenga fe porque no le interesa o porque no es capaz de razonar por sí misma. Por lo tanto, su fe no le pertenece, simplemente, confía en los demás. Cuando la persona tiene una profunda emuná en una verdad, ella siente que esta verdad es parte integrante de su propia esencia y su propio ser.
La prueba de fuego sería un caso de martirio. La persona que tiene una fe subracional puede que decida dar su vida por su fe o puede que no. La persona con una emuná superracional no ve ninguna otra alternativa –negar su emuná es negar la esencia misma de su existencia.
Esto esta mas que documentado en las ESCRITURAS y en la historia de la fe judía. Profetas y hombres de fe no escatimaron su vida con tal de mantener su fe.
Si deseamos conocer las grandes verdades y principios que están contenidos en la Palabra de Dios, en este caso LA FE, es necesario que comprendamos la importancia de reconocer que la Biblia es un libro oriental, que se desarrolló dentro del contexto de un pueblo y su cultura (Israel) con su lengua hebrea.
El grave problema es que hoy día las enseñanzas están basadas en eiségesis (interpretación personal en base a nuestras propias ideas y enfoque de la vida). Esto es un grave error al estudiar, interpretar y enseñar la Biblia, porque para muchos la Fe es de todo menos lo que realmente enseña la Palabra de Dios. La Fe desde el punto de vista religioso se refiere a la totalidad de creencias y pensamientos que hacen parte de la vida del creyente de dicha religión. El error está en que una cosa es creer y otra es Fe. La creencia en simplemente CREER QUE, y la Fe es CREER EN. Por ello la Fe bíblica no se basa en creencias o certezas, sino en obedecer, porque no es un asunto de lógica o razonamiento, sino que es la revelación de Dios que parte de mandamientos y principios con el propósito de alcanzar un fin.
Si analizamos cada persona nombrada como héroe de la fe en Hebreos 11, podremos notar un común denominador. La obediencia .
Así, pues la fe, no divaga en esperanzas difusas, sino que la misma palabra garantiza y certifica su cumplimiento, a la cual soy obediente porque se ha establecido para su activación, en función de cumplir un propósito de vida celestial en lo terrenal en base al proyecto divino.
La Fe (Emunáh) significa apegar mi vida a lo que creo, obedecer lo que creo, hablar, hacer y vivir conforme a lo que creo. Consecuentemente, son mis hechos diarios los que muestran y confirman mi fe (Santiago 2:14-24). Pero por años se ha distorsionado (Heb 11:1) porque la influencia Gnóstica afectó a los creyentes de origen gentil, por conceptos griegos que limitan la fe en algo que creo que es verdad 2+2=4 y está ligado a la mente porque es demostrable. La Fe es un sustantivo y tiene que ver con un estado o sistema de vida. Cuando recibimos la Palabra, y actuamos, eso es Fe porque es una acción (Rom 10:17). Por ello la fe está basada en la Palabra de Dios que va más allá de lo natural porque es divina. Muchos piensan que la fe es ignorancia, y esto es falso, porque está ligada a mi compromiso con Dios en base a su voluntad que es perfecta cuando le obedezco.
La Fe es aplicable solamente a Dios, porque como seres humanos no podemos tener fe en otros hombres, debido a que la palabra FE posee una relación con Dios y su Palabra; de esta manera, cada vez que estudiamos la Biblia, estamos desarrollando fe en Dios, lo que nos permitirá crecer y desenvolvernos debidamente dentro del camino trazado por el Señor. Pero muchos enseñan la fe basada en un término griego pistis, que se traduce como asentar alguna idea mentalmente, pero que no necesariamente involucra un compromiso por permanecer sujeto a las condiciones que establece esa idea mental, sino que simplemente la acepta y no amerita un cambio de actitud. La Escritura dice que sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que los que se acercan a Él, crean que existe, y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6). En pocas palabras sin acciones (obedecer) no puedes agradarle porque es como si dudaras de su Palabra para seguir tus ideas que son muchas veces diferentes de las de Dios.
Así, pues, la Fe crece paulatinamente al estudio que realizamos de la Biblia, y es lógico y evidente, porque en la medida que sepamos lo que Dios quiere que hagamos, en esa misma medida podremos actuar en base a ello. Esto nos permitiría desarrollar, en términos bíblicos, una pura y sincera fe, por eso nuestro anhelo en el Señor, debe ser el de aumentar nuestra fe (Lucas 17:5).
No se trata sólo de creer en Dios, sino de creerle a Su Palabra, y por consiguiente, producir obras acordes con su voluntad expresada en letras. Claramente la fe y las obras van de la mano, debido a que las obras de obediencia a la Biblia, demuestran la fe que Dios produce en cada uno por medio de su Palabra. Si solamente nos conformamos con Creer en Dios, ¿será suficiente? La Biblia dice que los demonios creen y tiemblan (Sant 2:19). Pero si alguno tiene fe, entonces no simplemente debe creer sino que debe actuar en base a esa creencia, y evidenciar que la fe no es una superficial filosofía de vida, sino que es una experiencia diaria, donde la fe que tenemos en Dios va aumentando y se va perfeccionando por medio de las obras de obediencia a la Palabra, y así ir progresando dentro de este camino, que no es para vivir estancados en un creer en Dios a nuestra manera, y que a su vez no deja que Dios sea el que establezca las condiciones de cómo vivir y actuar conforme a su voluntad. La Fe tiene que ver con la obediencia constante a su palabra.
· La Fe NO ES afirmar algo que creemos
· La Fe NO ES declarar algo que ya sabemos
· La Fe NO ES presunción
· La Fe NO ES asentimiento mental
En la palabra vemos cómo la Fe es un fruto (Gálatas 5:22-23), y el fruto es la expresión visible del trabajo invisible que hace Dios en nuestras vidas (alma) a través de su Palabra (Salmos 19:7).Por lo tanto, el fruto es la evidencia del carácter de un hijo de Dios que produce resultados para no ser cortado (Juan 15:1-6) y para ser reconocido (Mateo 7:16). En la Biblia, vemos que la Fe también es un don (1ª Cor 12:7-9). Este don de Fe, cuando se manifiesta en nosotros, es la fuerza sobrenatural de Dios a través de su presencia en nuestras vidas para hacer cosas que van más allá y así cumplir con el propósito (Mateo 14: 27-31). No olvidemos que todos poseemos una medida de Fe (Rom 12:3), la cual fue impartida para dar inicio a nuestra nueva vida al ser justificados por los meritos del Mesías.
En la medida que la Palabra va siendo impartida en nuestro hombre interior (Neshamá), la fe va creciendo cuando obedecemos y vemos los resultados de la misma. La Fe se transforma en los ojos (Visión) de la persona llevándola a concretar los objetivos trazados por EL ETERNO, así, pues, en lugar de ver para creer, resulta en creer (actuar) para ver (Habacuc 2:4). La Fe es un componente clave del Reino, sin ella nunca se podrá materializar la capacidad de hacer y de lograr algo.
Es la fe la fuente para tomar el control de nuestras vidas al tomar decisiones fundamentadas en la Biblia. La Fe te eleva de lo natural a lo sobrenatural. La Fe manifiesta la autoridad que posees de todo tu entorno cuando vives el dominio propio y no eres llevado por la mente, sentimientos, emociones, intensiones etc. Tu crecimiento como hijo de Dios irá al mismo ritmo que oyes la Palabra, la guardas y la pones por obra.
Una persona que opera en Fe es alguien que conoce la autoridad dada por Dios para ser embajador, sal y luz. La Fe no razona o analiza para actuar, sino que actúa en base a lo revelado por Dios en su Palabra cuando somos iluminados y tenemos sabiduría. La acción de la fe está basada en lo que Adonai nos ha dado por el derecho legal que nos ha sido conferido por los meritos del Mesías en la justificación. La Fe es, pues, una dependencia total en Dios.
Las almas deben ser guiadas por la obediencia, y no solamente creer y alegrarse sobre la obediencia de Cristo; sino que con su propia obediencia, en Espíritu y en verdad, tomemos cada paso en el camino de vida. Desde el día en que uno se convierte a Dios – invoca su nombre, llega a una fe en YEHOSHUA y confiesa sus pecados – uno empieza en el camino de obediencia; porque es lo primero que el evangelio nos conduce a hacer. Y desde ese día continuamos tal como empezamos: siendo obedientes en todos los aspectos.
La mensaje del evangelio es – a pesar de que probablemente se vea diferente – ¡un mensaje claro y preciso! Si algo no es claro, tenemos que buscar la razón de porque no lo es. ¿Qué podría estar más claro que por ejemplo las palabras en Mateo 28:20? “…Y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” Esto significa ¡ser obediente a cada una de estas palabras!
Piensa por ejemplo en “El Sermón del monte” ¡Hay suficiente que hacer al terminar de leerlo! ¡No será en vano si lo lees! ¡Pero se necesita fe y amor! ¡Se necesitan oraciones! ¡se necesita al ESPIRITU DE SANTIDAD! Todo lo que necesitamos para llegar a ser obedientes se nos fue dado en, y a través de YEHOSHUA, y todos tienen acceso a esto, día y noche. ¡Alabado sea Dios!
La obediencia nos conduce a obrar
¿Qué podría estar más claro y sin ambigüedades que la bendita palabra de obediencia en Santiago? ¡Es más clara que el cristal! “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? … Así también la fe, si no tiene obras (obediencia), es muerta en sí misma. …También los demonios creen… ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? … Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.” Santiago 2:14-26.
¿No hay pues ninguna duda? ¡No! ¡sin obediencia la fe es muerta! Podemos pensar, decir y creer lo que queramos, pero ¡la obediencia es la que cuenta! Sin ella, no hay salvación. No avanzaremos ni un paso en el camino de la vida sin completa obediencia.
Dios da gracia, pero ¿Para qué? ¡Exacto sólo para esto – para la obediencia! De lo que digas o hagas, en cualquier paso que estés asegúrate de que lo único que convenga sea la obediencia a la fe.
Todo lo que necesitamos para conducirnos a la obediencia se encuentra y se recibe en YEHOSHUA, de modo que no hay excusa. Procuremos, pues, ¡ser obedientes en todo! (2 Corintios 10:5-6; 2 Corintios 2:9)
2 Corintios 2:9
9 Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo.
2 Corintios 10:5-6
5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
NOS VEMOS EN EL PREAMBULO DE LA BODA DEL CORDERO, VESTIDO DE LINO FINO RESPLANDECIENTE….
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