top of page
Buscar

LA FE Y LA OBEDIENCIA PARTE 2

  • LA VERDAD EN YESHÚA
  • 16 ene 2020
  • 10 Min. de lectura



LA FE Y LA OBEDIENCIA PARTE 2

Nadie puede ser forzado o puesto bajo presión para vivir una vida de obediencia.

Obediencia de corazón

“Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios…” Efesios 6: 5-6.

Nadie debe ser puesto bajo presión o ser forzado a vivir una vida de obediencia. Es solo la obediencia de corazón la que agrada a Dios, y Él da el Espíritu Santo a todos los que le obedecen. (Hechos 5:32)

Es interesante notar que el ser “esclavo” es una auto-designación favorita de los apóstoles y otros escritores de la Biblia. Santiago afirma este título en el versículo de apertura de su epístola (Santiago 1:1), lo mismo es cierto de Pedro (2 Pedro 1:1), Judas (Judas 1) y Juan (Apocalipsis 1:1). Además, Pablo repite que él es doulos de Cristo en otras cartas: Romanos, 1 Corintios, Gálatas, Efesios, Colosenses, 2 Timoteo y Tito. El término se utiliza por lo menos cuarenta veces en el Nuevo Testamento para referirse al creyente, y el equivalente hebreo se usa más de 250 veces para referirse a los creyentes en el Antiguo Testamento. Podemos concluir con seguridad que el Señor quiere que su pueblo se vean a sí mismos de esta manera.

Cinco paralelos

¿Qué significa ser un esclavo en el sentido bíblico? John MacArthur, en su excelente libro titulado Esclavo, nos da cinco paralelos entre el cristianismo bíblico y la esclavitud del primero siglo. El primero es: propiedad exclusiva. Los esclavos eran propiedad de sus amos. Como Pablo les dice a los creyentes en 1 Corintios 6:19-20: “Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio.” Como puede notar, los cristianos no existen en un mundo autónomo y sin reglas; nosotros no somos los dueños de nuestro destino, ni los capitanes de nuestras almas. Fuimos comprados con un precio, por lo que pertenecemos a aquel que ha pagado ese precio.

“Por lo tanto,” dice Pablo en 1 Corintios 6:20, ya que habéis sido comprados por precio, “honren con su cuerpo a Dios.” Propiedad exclusiva implica sumisión completa. Si pertenecemos a Cristo, si él es dueño de nosotros, entonces lo que debe gobernar nuestra vida no es nuestra voluntad, sino la voluntad de nuestro Amo.

En tercer lugar, uno de los paralelos entre un esclavo y el cristiano es: singular devoción. Ningún esclavo obedece a otros amos, pues su principal preocupación es llevar a cabo la voluntad de la persona a quien pertenece. Nuestro Amo, el Señor Jesús mismo, nos recuerda en Mateo 6:24: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro.” El esclavo de Cristo está dedicado a su Amo.

En cuarto lugar, un esclavo demuestra una total dependencia a su amo para la provisión de sus necesidades básicas de la vida. De la misma manera, el cristiano debe depender humildemente por completo de nuestro Maestro (Mateo 5:3; 1 Pedro 4:11). Y por último, el esclavo era personalmente responsable ante su amo. Y de la misma manera, nosotros somos responsables delante de Cristo, y un día le daremos cuentas (2 Corintios 5:9-10).

Leamos ahora (Ex. 21.1-11)

12 Si se vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le despedirás libre.

13 Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con las manos vacías.

14 Le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello en que Jehová te hubiere bendecido.

15 Y te acordarás de que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te rescató; por tanto yo te mando esto hoy.

16 Si él te dijere: No te dejaré; porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo;

17 entonces tomarás una lesna, y horadarás su oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre; así también harás a tu criada.

18 No te parezca duro cuando le enviares libre, pues por la mitad del costo de un jornalero te sirvió seis años; y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres.

Notese que la decisión de ser siervo de por vida debe estar motivada por el amor a su amo y la certeza de que le van bien con el.

Vamos a citar el siguiente escrito de Edward Dennett

“Tenemos en este siervo Hebreo, un tipo hermoso y expresivo de Cristo. El punto que se debe observar es que habiendo servido seis años, él debía salir libre 'sin pagar nada'. Pero si su amo le hubiese dado una mujer durante el tiempo de su servidumbre, y le hubieren nacido hijos e hijas, entonces su mujer e hijos pertenecerían a su amo, pero el saldría solo; y la única forma mediante la cual él podía retener a su mujer y a su familia era convirtiéndose en un siervo para siempre. La aplicación típica de esto a Cristo es muy interesante. Él tomo forma de siervo (Filipenses 2); vino a hacer la voluntad de Dios (Hebreos 10); no vino a hacer Su propia voluntad, sino la voluntad de Aquel que le envió (Juan 6:38). Él sirvió perfectamente durante todo Su período asignado, y podía, por tanto, haber salido libre. Tal como le dijo a Pedro, "¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?" (Mateo 26: 53, 54). No había necesidad alguna, por lo que a Él se refería, de que tuviese que ir a la cruz; ninguna necesidad en absoluto, excepto por la compulsión de Su propio corazón, y por Su deseo de lograr la gloria de Dios, y obtener a Su esposa, la perla de gran precio. ¿Por qué, entonces, Él permitió que fuese clavado a esa cruz vergonzosa? ¿Ser llevado como cordero al matadero? Él era libre delante de Dios y del hombre. Nadie podía redargüirle de pecado. Él era absolutamente libre; y por eso preguntamos nuevamente, ¿Por qué no salió Él "libre sin pagar nada"? Respondemos: Porque Él amó a Su Amo, a Su esposa, y a Sus hijos, y por tanto, se haría siervo para siempre. Su "Amo" tenía el lugar supremo en Su alma, y Él ardía con un santo deseo de glorificarle en la tierra, y terminar la obra que Él le dio para hacer; Él amó a Su esposa —la Iglesia— y se entregó por ella; y estaba ligado por los mismos lazos de afecto inmutable a Sus hijos —a los Suyos, considerados individualmente— y, por tanto, Él no saldría libre sin pagar nada, sino que se presentaría a Su Amo para poder servirle para siempre. Su oreja fue así horadada —señal de servicio (compárese Salmo 40:6, "Sacrificio y presente no te agrada: orejas me has labrado: Holocausto y expiación no has demandado." RVR1865, con Hebreos 10:5, " Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo.")— como muestra de Su permanente posición. Por consiguiente, Él jamás cesará de ser Siervo. Él sirve ahora a Su pueblo a la diestra de Dios (véase Juan 13); y los servirá en la gloria misma. Él mismo dice, "Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles." (Lucas 12:37). Este retrato combina, por tanto, el servicio humilde de Cristo en la tierra, con el servicio que Él lleva a cabo, ahora que está glorificado, a la diestra de Dios, y que llevará a cabo para siempre por Su pueblo por toda la eternidad. Ello revela, a la vez, la gracia incomparable y el amor insondable de Su corazón, el cual le llevó a tomar y a retener así esta posición. Y cuán admirable es que Su afecto asociase a la Iglesia con Su "Señor". "Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre." ¡Bendito Señor. Tú has vinculado a los Tuyos, mediante el poderío de Tu amor, con Tu Dios y contigo mismo para siempre!”

Es importante destacar que este pasaje es también figurativo de cada creyente. Cuando aceptamos al YEHOSHUA como nuestro Salvador somos libertados de la esclavitud del pecado, según Efesios 1:3 nos dota de toda bendición espiritual y nosotros de manera espontanea decidimos por amor servirle, lo que nos convierte en sus siervos para siempre. Esta servidumbre implica que:

Somos propiedad exclusiva. Los esclavos eran propiedad de sus amos. Como Pablo les dice a los creyentes en 1 Corintios 6:19-20: “Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio.” Como puede notar, los cristianos no existen en un mundo autónomo y sin reglas; nosotros no somos los dueños de nuestro destino, ni los capitanes de nuestras almas. Fuimos comprados con un precio, por lo que pertenecemos a aquel que ha pagado ese precio.

“Por lo tanto,” dice Pablo en 1 Corintios 6:20, ya que habéis sido comprados por precio, “honren con su cuerpo a Dios.”

Sumisión completa. debe gobernar nuestra vida no es nuestra voluntad, sino la voluntad de nuestro Amo.

Singular devoción. Mateo 6:24: “Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro.” El esclavo de Cristo está dedicado a su Amo.

Total dependencia a su amo para la provisión de sus necesidades básicas de la vida. De la misma manera, el cristiano debe depender humildemente por completo de nuestro Maestro (Mateo 5:3; 1 Pedro 4:11).

Personalmente responsable ante su amo. Y de la misma manera, nosotros somos responsables delante de Cristo, y un día le daremos cuentas (2 Corintios 5:9-10).

Todo lo que hacemos para EL lo hacemos por amor, estamos agradecidos por habernos libertado de la esclavitud del pecado, de dotarnos de todo para que no nos falte nada, sabemos que no podemos estar mejor fuera de EL. Por ello hemos decidido conocer su voluntad revelada, escucharle y poner por obra sus instrucciones sin añadirle ni quitarle por respeto a su investidura de SEÑOR. Estamos seguros que sus instrucciones son mas que suficientes, no las cuestionamos, sino que las aceptamos y las ponemos por obra. En fin somos obedientes.

Entonces, ¿qué es lo que usualmente impide que las personas sean obedientes de corazón?

Nuestro propio “Yo“

Este “Yo” es nuestra propia voluntad humana, que quiere ser algo y sabe la mejor manera de hacer las cosas. Es todo lo que es egocéntrico, todo lo que gira alrededor de nosotros y quiere convertirse en algo importante. Con frecuencia los anuncios publicitarios dicen: ¡Cómprate esto o aquello!; ¡Te lo mereces! Y nosotros lo creemos, queremos ser alguien, ser significativos, subir y subir, y merecer todas las cosas, cuando en realidad, esto es completamente erróneo.

El espíritu del Anticristo seduce a las personas con esa mentalidad, pero YEHOSHUA tenía una mentalidad diferente; Él quería ser como Su padre. El anticristo también queria ser como Dios pero él se exaltó a sí mismo continuamente y por lo cual tuvo que ser desechado. YEHOSHUA constantemente se negó a todo beneficio personal y dijo: “No se haga mi voluntad, sino la tuya” Lucas 22:42. Nació de María, por eso tenía una voluntad humana, pero también era un hijo de Dios. Su anhelo era hacer la voluntad de Dios porque amaba a Su Padre. La obediencia de YEHOSHUA fue de corazón, desde el principio.

¿Cómo lo tomó YEHOSHUA?

Hay una diferencia entre nosotros y YEHOSHUA. Nosotros hemos pecado y esto nos ha debilitado, por el contrario YEHOSHUA nunca pecó. Era como un cordero; puro, santo, sin mancha ante Dios y el hombre. Por eso también está escrito que YEHOSHUA vino “En semejanza de carne de pecado” (Romanos 8: 3). Él tuvo las mismas tentaciones que nosotros, más la carne no se vuelve pecaminosa hasta que empiezas a vivir de acuerdo a sus deseos. YEHOSHUA nunca cedió ante los deseos de Su carne, y es por ello que nunca se convirtió en pecador.

YEHOSHUA nunca debió haber muerto, más porque nos amó, eligió morir en lugar de nosotros, como un cordero sin mancha, y asi recibir el perdón por nuestros pecados. ¡Qué enorme gracia se nos ha dado! YEHOSHUA quien dio su vida por ti y por mí, cuando aún éramos pecadores, por lo tanto ahora le servimos. Él es el único digno de servir.

Si un rey terrenal viniera, por ejemplo, y dijera: “¿Podrías mandar un mensaje por mí?” Veríamos que es un gran honor hacer algo para el rey. Pero cuando el Rey de reyes se acerca y pregunta: “¿Puedes hacer esto o aquello?”, entonces encontramos la resistencia en nosotros mismos, precisamente porque el pecado ha venido al mundo, y tenemos nuestra propia voluntad humana por la cual Satanás ha obtenido el poder.

Tenemos que crucificar nuestra propia vida en este mundo para poder hacer la voluntad de Dios. Solo así es posible. Es absoluta y completamente posible llegar a ser ¡obediente de corazón! Tenemos que renunciar a nosotros mismos, y a todo lo que tiene que ver con nuestra propia vida. Completa y totalmente, sin retener nada. Así Dios se revelará a nosotros, y veremos la gloria de hacer Su voluntad, para que podamos contemplar al Hijo de Dios como está escrito en la Biblia: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Juan 1:14.

Gálatas 5:24

24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Gálatas 2:20

20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos,

sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado;

No mintáis los unos a los otros, puesto que habéis desechado al viejo hombre con sus malos hábitos,

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.

Asi que hemos renunciado a nuestro yo por amor para hacer la voluntad de AQUEL que nos libertò y nos llamo de las tinieblas a su luz admirable. Actuar contrario a esto nos aleja de la fe y la obediencia a nuestro Dios.

¡Hagámoslo! Así podremos ver claramente y decirle “Sí” a YEHOSHUA, y continuar diciendo “Sí”a Él y a Su voluntad, mientras vivamos en esta tierra. ¡Esto es la obediencia de corazón! Y después, nos volveremos total y completamente felices y contentos, que nada más importará.

NOS VEMOS EN EL PREAMBULO DE LA BODA DEL CORDERO, VESTIDOS DE LINO FINO RESPLANDECIENTE.

 
 
 

Comentarios


Post: Blog2_Post

Subscribe Form

Thanks for submitting!

04160276048

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2018 by MENSAJES ANTIVIRALES. Proudly created with Wix.com

bottom of page