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LA SALVACIÓN ES POR GRACIA LA RECOMPENSA ES POR MÉRITO.

LA VERDAD EN YESHÚA

Actualizado: 5 nov 2018


LA SALVACION ES POR GRACIA LA RECOMPENSA ES POR MERITOS

1 Corintios 3:10

Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima.

El orgullo espiritual es abominable, utilizar los más grandes favores de Dios para alimentar nuestra vanidad no es más que una manifestación de la vieja naturaleza.

Somos salvos por gracia, y a partir de nuestra regeneración comienza una nueva etapa donde nuestro conducir debe manifestar las características inherentes al AUTOR esa regeneración. JUAN 1:12-13

Pablo en esta epístola ha presentado dos clases de seres humanos: el ser natural y el espiritual. El hombre natural es el descendiente de Adán, nacido en este mundo con una naturaleza pecaminosa, con una propensión, una inclinación natural a hacer el mal, Y eso es lo que puede lograr, incluso cuando creemos que hacemos el bien, suelen aparecer motivaciones mixtas o dudosas. No podemos esperar mucho de ese hombre natural, quien probablemente nos diría: "yo vivo y actúo lo mejor que puedo”. Y probablemente nos estaría diciendo la verdad.

Luego está el otro tipo de persona, llamado "el hombre espiritual", o sea, el que tiene el Espíritu de Dios, al ser un hijo suyo. Él comprende todas las cosas, una percepción espiritual, puede entender claramente la voluntad del ETERNO, pude discernir lo que viene o no viene de EL. Ese criterio espiritual hace que resulte incomprendido por los que están dominados por la forma de pensar del sistema del mundo, basado en lo que dice 1 JUAN 2:16 porque todo lo que hay en el mundo los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida no proviene del Padre sino del mundo. . Porque el hombre normal y natural sencillamente no puede entender ni sus creencias ni sus actitudes. Ésa es, pues, la diferencia entre el hombre que tiene el Espíritu de Dios, por ser un hijo Suyo, y el que no lo tiene, por no tener una relación con Dios.

En este tercer capítulo de la Primera Epístola a los Corintios, encontramos una concepción de Dios, que es lo que clarifica el servicio cristiano, debemos tener en cuenta que hay una diferencia entre ser salvo y ser recompensados en el tribunal de CRISTO. Y se nos va a presentar otra clasificación de personas, esta vez entre los creyentes. Los creyentes llamados "carnales", o sea aquellos que actúan dominados por su propia naturaleza, con criterios puramente humanos, y los llamados "espirituales", o sea, los que son guiados por el Espíritu, guiados a que? A conocer cuál es la voluntad de Dios para nuestras vidas. Son dos estados o condiciones que se manifestarán en sus vidas y en su servicio cristiano. El apóstol Pablo nos dijo en el primer versículo de este capítulo 3:

¿Qué es entonces un creyente carnal? No es únicamente el que sucumbe fácilmente a las tentaciones de una vida permisiva, o lo que llamamos pecados dignos de ser disciplinados. En cualquier comunidad de creyentes donde haya luchas y divisiones, y donde las personas no puedan controlar su temperamento, es donde se encuentran los comportamientos carnales. Leamos los versículos 4 hasta el 6 de este capítulo 3 de la Primera Epístola a los Corintios, donde Pablo continuó diciendo:

"Pues cuando uno dice: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios".

Ambos eran servidores de Dios. Pablo había sido el misionero, el que había comenzado la obra cristiana en un nuevo territorio. Luego llegó Apolos y por medio de reuniones predicó e instruyó a los creyentes, pero los dos servían a Dios y se complementaban el uno al otro. Ahora, el versículo 7, dice:

"Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento".

Usted puede ver que lo importante no era quien era el predicador o el maestro. La cuestión era si Dios se manifestaba a través de ellos produciendo vida eterna en los oyentes y, entonces, Dios recibiría el mérito por los resultados. Así que a quien tenían que dar la honra y la gloria era a Dios. Notemos ahora lo que dice el versículo 8 de este capítulo 3 de la Primera Epístola a los Corintios:

Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor"

Necesitamos reconocer hoy que hay muchas personas a los cuales Dios está usando y que ellos pueden estar haciendo las cosas un poco diferentes, de acuerdo al propósito de Dios y a su medida de fe. Y ésa no es razón suficiente para que yo pueda pensar que ellos están haciendo algo negativo. Porque yo reconozco que muchas personas, aunque no están haciendo las cosas como a mí me agrada o de la manera en que yo las haría, sí están haciendo las cosas que Dios quiere que ellos hagan. Otros utilizan diferentes métodos, y el caso es que Dios está cumpliendo su propósito a través de ellos. En realidad, todos somos trabajadores en la misma obra, enviados por Dios y utilizados por Él. Ahora, los versículos 9 y 10, dicen:

"Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois el campo que Dios trabaja, el edificio que Dios construye. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él; pero cada uno debe tener cuidado de cómo sobreedifica".

Estamos trabajando todos juntos en esta tremenda empresa. El fundamento fue colocado hace más de dos mil años. Ni usted ni yo podemos dejar nuestra labor. Todo lo que podemos hacer es continuarla y señalar al fundamento que es YESHÚA. Podemos construir sobre ese fundamento. Y luego, otros hombres pueden sobreedificar en ese fundamento.

"Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es YESHÚA".

¿Está usted edificando sobre Él, o no? Ésta es para el creyente una cuestión importante. Cuando usted vino a Cristo, no lo hizo por medio de obras. Vino con las manos vacías, sin traer nada, pare recibirlo todo. Y usted fue colocado en la Roca que es Cristo. Ahora como siervo(a) nuestra función es sobreedificar. Ahí es precisamente donde deben estar presentes esas buenas obras. Escuche lo que dijo Pablo, aquí en los versículos 12 y 13:

"Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y paja, la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. El fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno".

Ahora, Pablo estaba diciendo que uno puede edificar sobre ese fundamento que ya ha sido colocado, con seis clases diferentes de material. Lo puede hacer con oro o con plata, con piedras preciosas, con madera, con heno, o con paja. A los primeros tres de ellos, el fuego no les causará ningún daño; en realidad el fuego purifica al oro, la plata y las piedras preciosas. Pero el fuego consumirá o quemará rápidamente la madera, el heno y la paja, que desaparecerán en una nube de humo. O sea que el creyente tiene libertad para construir sobre el fundamento, con cualquiera de estos materiales: oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, y paja. Y el versículo 14 dice:

"Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá recompensa".

Aquí se nos enseña que el creyente puede trabajar para recibir una recompensa. Es decir, si él edificó con oro, plata, o piedras preciosas.

Usted sabe que una pequeña partícula de oro no se destaca mucho, y no es tan visible como un montón de heno. No todos lo pueden ver, y quizás solamente Dios sabe que esa partícula es de oro. Pero si uno viaja por ciertos campos, puede ver una pila de heno a muchos kilómetros de distancia. Y hay mucha gente que está edificando con heno, ese material de baja calidad, y todo el mundo se entera de lo que están haciendo; pero esas obras equivalentes a la calidad del heno, algún día serán probadas, y entonces no quedará ningún montón de heno a la vista, porque el fuego lo consumirá todo. ¿Quieres saber cómo ser recompensado y que tu obra no se queme por el fuego? MATEO 6 te puede dar luz al respecto. Y lo mismo ocurre con la madera y la paja. Ahora, el versículo 15, dice:

"Si la obra de alguno es consumida por el fuego, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego".

Aquí podemos ver el contraste. Otra versión lo traduce así: "Si alguien construyó un edificio resistente al fuego, recibirá su pago; pero si lo que construyó llega a arder, lo perderá todo, aunque él mismo logre salvarse, como quien escapa del fuego". Ahora, si él está sobre el fundamento, es decir que ha confiado en Cristo, no perderá su salvación, aunque no recibirá ninguna recompensa.

2 CORINTIOS 5:10

Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

Allí no valdrá lo que tú y yo pensemos, todas nuestras obras serán sometidas a lo que YESHÚA enseñó y recibiremos recompensa o sufriremos perdida.

Apocalipsis 19:7-8

7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

Lo antes expuesto clarifica que si bien nuestra salvación es por gracia, el ser recompensados o no, depende de que nuestras acciones estén o no ajustadas a la justicia declarada por YESHÚA en su ministerio terrenal.

Pidamos al ESPIRITU SANTO nos ayude a sobre edificar oro y piedras preciosas, y poder ser recompensados aquel gran día.

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