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MENSAJE A LAS 7 IGLESIAS 6 TA PARTE . QUITARÉ EL CANDELERO DE SU LUGAR. EFESO 8.1

  • LA VERDAD EN YESHÚA
  • 6 may 2019
  • 9 Min. de lectura

MENSAJE A LAS 7 IGLESIAS 6 TA PARTE . QUITARÉ EL CANDELERO DE SU LUGAR. EFESO 8.1

YESHÚA, la luz del mundo - Juan 8:12

"Otra vez YESHÚA les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."

"Otra vez YESHÚA les habló"

Aunque la fiesta de los tabernáculos había terminado, YESHÚA se había quedado en Jerusalén y seguía enseñando en el templo. No se desanimó por el hecho de que los judíos cuestionaran una y otra vez su persona y autoridad. Y como era de esperar, aquí volveremos a presenciar otra de las muchas controversias de YESHÚA con los fariseos.

"Yo soy la luz del mundo"

Jesús comenzó haciendo una afirmación que incluía otro de los grandes "yo soy" de este evangelio: "Yo soy la luz del mundo".

Quizá la razón por la que en este momento hizo tal afirmación debamos buscarla en lo que en los días anteriores había ocurrido en el templo durante la fiesta de los tabernáculos. Allí se habían encendido unos enormes candeleros con los que intentaban recordar la columna de fuego que guió a los hijos de Israel durante las noches a través de su peregrinaje por el desierto (Ex 13:21). La relación con esto no sería de extrañar, recordemos que cada FIESTA DEL SEÑOR es una figura de YESHÚA y dejó muy claro su perfecto cumplimiento. El Señor ya se había referido a otros hechos de esa etapa del pueblo de Dios, como el maná con que el pueblo había sido sustentado en el desierto (Jn 6:31-35) o el agua de la roca herida que sirvió para satisfacer su sed (Jn 7:37-39).

Así pues, de la misma forma en la que Dios había iluminado a sus antepasados en el desierto, ahora era el mismo Hijo encarnado quien les podía iluminar y dispersar las tinieblas de sus corazones. Y no sólo a ellos, porque lo que YESHÚA afirmó es que él es la luz "del mundo", indicando con esto la misión universal de su ministerio. Cristo es la luz para todos los hombres, en todo momento y lugar. Él es la luz en el sentido absoluto. Cualquier otro hombre o movimiento religioso no tiene punto de comparación con él.

Por supuesto, estas palabras implican que el mundo necesita de su luz porque está sumido en las tinieblas morales y espirituales. No olvidemos que el mundo está bajo el poder del príncipe de las tinieblas y que sólo el Señor YESHÚA puede cambiar esta situación.

Ahora bien, si algún hombre hablara de esta manera, todos pensarían inmediatamente que está loco, pero la absoluta pureza moral de YESHÚA y la profunda sabiduría con la que hablaba, han llevado a muchas personas a creer que lo que dijo era la verdad y que ÉL realmente es la Luz del mundo.

Juan ya había anunciado esto al comenzar su evangelio: "Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo" (Jn 1:9). Y con su venida comenzó a cumplirse lo que había anunciado el profeta:

(Mal 4:2) "Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en sus alas traerá salvación..."

"El que me sigue, no andará en tinieblas"

Los judíos podían cuestionar la afirmación que YESHÚA acababa de hacer, pero era muy fácil comprobar si lo que había dicho era cierto o no. La afirmación de YESHÚA, implicaba algo que para los fariseos podría ser una ofensa, ya no era necesaria la guía de los rabinos del judaísmo para andar en luz, hablando de la enseñanza de las ESCRITURAS.

DIOS ES LUZ.

Cuando Juan en su primera epístola dijo que Dios es luz, estaba revelando muchas facetas en cuanto a la persona de Dios. Aunque el autor no podía cubrir la totalidad del espectro de los atributos de Dios, podemos decir que dijo mucho sobre este tema.

En primer lugar, la luz habla de gloria, de resplandor, de belleza, y de las maravillas de Dios. ¿Ha podido usted contemplar el cielo en un amanecer, cuando sale el sol en todo su resplandor de gloria? Quizá alguna vez tenga usted la oportunidad de pasarse la noche durmiendo a la intemperie o acampando, y al amanecer usted puede contemplar la hermosura de la salida del sol. Si se encuentra en una zona montañosa, puede ver cuando el sol aparece detrás de una montaña y lo ilumina todo, dándole el brillo a un nuevo día. Es maravilloso contemplar como Dios, un Dios que es luz, crea un nuevo día. Y a pesar de la insensibilidad humana que se manifiesta de tantas maneras, las personas no pueden evitar el quedar impresionadas al contemplar la belleza y el resplandor de la obra de Dios en la creación.

Otra característica de la luz es que se revela a sí misma. La luz puede verse, pero se difunde a sí misma. Ilumina las tinieblas, se revela a sí misma. Permite que yo vea mis manos; y si yo he estado haciendo algún trabajo que las ensucia, puedo mirarlas y saber que necesito lavarlas, pero si no hubiera tenido luz, entonces, no hubiera podido ver la suciedad. Así es que, la luz se revela a sí misma. La luz revela entonces los defectos y las impurezas.

La luz también nos habla de la pureza y blancura de Dios, de Su santidad sin mancha. Dios se mueve sin hacer sombra porque Él es luz. Él es puro. La luz del sol es en realidad la catarsis, es decir, la purificación de la tierra; no sólo nos provee luz, sino que también actúa como un gran limpiador. Muchas veces se expone la ropa al sol para limpiarla o para quitarle algún mal olor. Así que el sol es un gran agente limpiador. Y la luz nos habla de la pureza de Dios.

La luz también guía a las personas. Señala el camino, la ruta. La luz que brilla en el horizonte impulso a los hombres a animarse, a continuar marchando. Dios es luz.

Permítanos ir al otro extremo. La oscuridad es realmente más que una negación de la luz. No es simplemente lo opuesto a la luz. En realidad es hostil a la luz. La luz y la santidad de Dios están en un conflicto directo con la oscuridad de la maldad y del caos del sistema del mundo.

Pero ahora bien, antes de continuar debemos preguntarnos a qué se refería por "andar en tinieblas". Y vemos que la palabra "tinieblas" denota distinta cosas en el Nuevo Testamento.

Se puede usar en un sentido físico para referirse a una persona que está ciega (Hch 13:11), o al momento en que llega la noche y la oscuridad (Mt 27:45), pero muchas más veces se emplea en un sentido espiritual acerca de aquellos que no conocen a Dios. El apóstol Pablo habló de ellos como quienes "andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón" (Ef 4:17-18).

Pero estas tinieblas no sólo se encuentran en la mente, también conllevan una forma de vida alejada de los principios divinos. Quienes así viven participan de "las obras de las tinieblas" (Ro 13:12) (Ef 5:11).

Además, estas personas se encuentran bajo el poder de Satanás, quien debido a la desobediencia del hombre ha conseguido establecer su gobierno en este mundo, que es descrito en la Palabra como "la potestad de las tinieblas" (Lc 22:53), o la "potestad de Satanás" (Hch 26:18). Se trata de un gobierno en constante oposición con el de Dios. Y el hecho de que este mundo está bajo el poder de Satanás lo prueban sus obras: espiritismo, ocultismo, magia, horóscopos, supersticiones, idolatría, adulterio, fornicación, y todo tipo de perversiones...

Finalmente, todos aquellos que han rehusado andar en la luz con YESHÚA, no sólo viven en las tinieblas, sino que además terminarán en "las tinieblas de afuera" (Mt 8:12). Para ellos "está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas" (Jud 1:13).

De todo esto nos libra el seguir a YESHÚA. Él ilumina nuestras mentes para que podamos conocer a Dios y nos conduce en el camino de la vida. Como profetizó Zacarías, él venía "para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz" (Lc 1:79). Nos libra "de la potestad de las tinieblas" y nos lleva a su reino.

Y no sólo nos libra del pecado, también nos guía en la vida. Nos revela su voluntad para que la sigamos de la misma manera en que guiaba a su pueblo por medio de la columna de fuego durante su peregrinaje en el desierto. Y así seguiremos eternamente "al Cordero por donde quiera que va" (Ap 14:4).

SIGAMOS CON LA 1RA EPÍSTOLA DE JUAN

"Si decimos que tenemos comunión con él y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad."

El versículo comienza planteando el problema de una manera dura, directa, aludiendo a quienes afirman tener comunión con Dios pero, a la hora de la verdad, no la tienen en absoluto.

Entonces estamos frente a una mentira; el apóstol estaba hablando con sinceridad y de forma tajante, ¿no le parece? Poniéndose en primera persona afirmaba que en este caso mentíamos. Así que Juan dijo que si decimos que tenemos una relación de comunión con Dios y estamos viviendo en la oscuridad - es decir, en el pecado--- estamos mintiendo. Nosotros, por ética, por educación o por delicadeza, no nos atreveríamos a decir esto a nadie. Simplemente estamos transcribiendo lo que el apóstol Juan dijo. Siempre hemos pensado que Juan era una persona apacible, tierna, delicada. No sabemos quién le atribuyó esa personalidad, a menos que haya sido durante la Edad Media, cuando hubo un pintor lo representó en un cuadro con rizos en sus cabellos. Quizás el artista concibió esa idea del hecho de que Juan fue considerado el apóstol del amor. Nuestro Señor Jesucristo nunca lo calificó de esa manera, sino que lo llamó: "el hijo del trueno", o sea, un carácter opuesto al amor. Después de todo, él era un pescador, un hombre grande, fuerte, robusto y duro; y él fue el que dijo: Si decimos que tenemos comunión con El y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Porque Dios es luz; Dios es santo.

"Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado."

Si andamos en luz, es decir, si vivimos en la luz de la Palabra de Dios. Un expositor Bíblico tenía una cierta confusión con respecto a este versículo. Observando que la limpieza por la sangre depende de nuestro andar en la luz, leía este versículo como si dijera "Si andamos de acuerdo con la luz, la sangre de YESHÚA, su Hijo, nos limpia de todo pecado". El pensaba que estas palabras significaban que si él era muy escrupuloso en obedecer cada mandamiento de Dios, entonces Dios lo limpiaría. Pero entonces se dio cuenta de que aquí no dice "si andamos de acuerdo con la luz", sino que dice "si andamos en la luz. Este expositor al fin aprendió que lo priritario es donde andamos. ¿Nos hemos acercado a la presencia de Dios y hemos permitido que Su Palabra brille sobre nuestros corazones pecaminosos? Es posible andar en la oscuridad, pensando que uno está andando bien, que está en lo correcto.

El Dr. J. Vernon McGee, contaba que después de un servicio religioso el domingo por la mañana, al comienzo de su ministerio como Pastor, un médico se acercó a él y le preguntó si quería salir a cazar ardillas, y el Dr. McGee le contestó que le gustaría mucho hacerlo. Así fue que este médico le trajo una escopeta y salieron juntos por la tarde, fueron a su finca, y de allí salieron a cazar. Caminaron a lo largo de un arroyo y tuvieron una buena cacería. Al fin, llegaron a una bifurcación en el arroyo y el médico le dijo: "yo iré por la bifurcación de la derecha y usted vaya por la de la izquierda. Le guiará alrededor de la montaña y de regreso al cobertizo de la finca. Allí nos encontraremos". Mientras tanto, parecía que iba a llover. Ya había lloviznado una o dos veces y había escampado. Cuando se separaron, comenzó a lloviznar otra vez. El Dr. McGee continuó avanzando y dio la vuelta por la zona que le había asignado su amigo. Mientras caminaba, notó que había algunas cuevas, así que cuando comenzó a llover un poco más fuerte, y el Dr. McGee pensó que se iba a mojar, y para evitarlo, se metió en una de esas cuevas, en la más grande que pudo encontrar. Mientras estaba allí sentado en la oscuridad por unos treinta minutos, comenzó a sentir frío, y entonces decidió encender una hoguera. Así es que, recogió algunas hojas, algunas ramas, y encendió el fuego. Entonces miró a su alrededor para ver lo que había dentro de esa cueva. Y se dio cuenta que no estaba solo. Nunca se había encontrado en un lugar donde hubiera tantas arañas y lagartijas, como las que había en esa cueva. Y en un rincón se encontraba una serpiente enroscada y lo estaba mirando. El Dr. McGee, por supuesto, salió rápidamente de ese lugar, aunque todavía estaba lloviendo y se mojó bastante; pero no estaba dispuesto a regresar otra vez a esa cueva. El caso fue, que él estuvo cómodamente sentado en esa cueva por treinta minutos cuando estaba en la oscuridad; pero cuando hubo luz, él pudo darse cuenta de lo que realmente había allí, porque pudo mirar a su alrededor.

Así hemos visto que el Profesor McGee estaba cómodamente sentado en la oscuridad, pero cuando la luz de la hoguera reveló lo que había en la cueva, ya no se pudo sentir cómodo en aquel lugar. De la misma manera, en todas partes hay multitudes de personas que se sientan cómodamente en iglesias los domingos por la mañana, pero no están escuchando la Palabra de Dios. En consecuencia, se encuentran como sentadas en la oscuridad, escuchando alguna disertación interesante, con datos económicos, sociológicos o políticos, o sobre cómo vivir una vida de mayor calidad, y sobre como esforzarse en todo para que salga lo mejor posible. Esas personas se sienten cómodas, tranquilas. Pero si por un momento pudieran exponerse a la luz de la Palabra de Dios, verían que son pecadoras, y que no pueden hacer descender a Dios a su nivel humano. En nuestro pasaje, el apóstol Juan dijo que si una persona dice que está teniendo comunión con Dios, pero está viviendo en el pecado, esa persona está mintiendo.

CONTINUA…….

NOS VEMOS EN EL PREÁMBULO DE LAS BODAS DEL CORDERO CON VESTIDURAS RESPLANDECIENTES…..

 
 
 

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