NO PUEDES SOPORTAR A LOS MALOS. MENSAJE A LAS SIETE IGLESIAS 6TA PARTE EFESO 4
- LA VERDAD EN YESHÚA
- 3 mar 2019
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NO PUEDES SOPORTAR A LOS MALOS. MENSAJE A LAS SIETE IGLESIAS 6TA PARTE EFESO 4
Dios odia el pecado porque es lo opuesto a su naturaleza. El salmista describe el odio que Dios tiene por el pecado de esta manera: "Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad;
El malo no habitará junto a ti" (Salmo 5:4). Dios odia el pecado porque él es santo; la santidad es su atributo más sublime (Isaías 6:3; Apocalipsis 4:8). Su santidad satura completamente su ser. Su santidad personifica su perfección moral y la completa ausencia de cualquier contaminación (Salmo 89:35; 92:15; Romanos 9:14).
La Biblia nos presenta la actitud de Dios hacia el pecado con fuertes sentimientos de hostilidad, indignación, y la absoluta aversión. Por ejemplo, el pecado se describe como una llaga podrida (Isaías 1:6), una pesada carga (Salmo 38:4), contaminación (Tito 1:15; 2 Corintios 7:1), una deuda que nos ata (Mateo 6:12-15), oscuridad (1 Juan 1:6) y una mancha carmesí (Isaías 1:18).
Dios odia el pecado por la sencilla razón de que el pecado nos separa de él: "pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" (Isaías 59:2; véase también Isaías 13:11; Jeremías 5:25). El pecado fue lo que causó que Adán y Eva se escaparan de Dios y se ocultaran "entre los árboles del huerto" (Génesis 3:8). El pecado siempre trae separación, y el hecho de que Dios odie el pecado significa que él odia el estar separado de nosotros. Su amor exige la restauración, que a su vez exige santidad.
Aunque podamos pensar que el pecado y la santidad son estados consecuentes a someterse o no a diferentes rituales, el sometimiento a cualquiera de los dos lo determina la decisión que hacemos a diario de obedecer o no lo establecido por EL ETERNO. Lejos de estar sujetos al dispensacionalismo como forma de vida, es evidente que EL ETERNO ha tratado con el ser humano de una manera particular con leyes que en algunos casos quedan sin efecto al llevarlas a un nivel superior. Dichas leyes dejan de ser un ensayo y pasan a ser cumplimiento profético, así podemos ver que muchas leyes rituales dadas a Moisés, tuvieron su cumplimiento en YESHÚA por lo que quedaron sin efecto y hoy día son innecesarias cumplirlas. Esto es sumamente importante para definir el concepto de obediencia al ETERNO.
Es muy común en nuestros días encontrarnos con creyentes que no saben que obedecer de LAS ESCRITURAS, realizando una mezcla de mandamientos de DIOS, con mandamientos de hombres, prácticas paganas, ritualismo mosaico o lo que bien se le ocurra a cualquier persona que manifiesta ser un ministro de DIOS. Cuál es el peligro de esto? Convertirse en un mentiroso. Técnicamente la mentira es: una declaración realizada por alguien que sabe, cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, de forma que se oculte la realidad en forma parcial o total. Y sabemos que LAS ESCRITURAS declaran ampliamente que la mentira está en contraposición con la naturaleza del ETERNO, aun va más allá:
Los labios mentirosos son abominación al SEÑOR, pero los que obran fielmente son su deleite.
El testigo falso no quedará sin castigo, y el que cuenta mentiras perecerá.
El que practica el engaño no morará en mi casa; el que habla mentiras no permanecerá en mi presencia.
reconociendo esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los inmorales, homosexuales, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina,
Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
Afuera están los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira.
Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia.
EL ETERNO ha dejado sus estatutos en SU PALABRA, con la finalidad de que el ser humano sepa como estar en comunión con EL, para que tenga el conocimiento claro en que consiste obedecerle. Tergiversar SU PALABRA impide que otros puedan conocer como agradar a DIOS, conocer como ser santos y no pecar.
La mentira y el pecado están estrechamente ligados, la gente peca por placer, por satisfacer sus deseos, LA PALABRA declara que esos deseos son engañosos y su práctica tiene un autor intelectual:
Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.
En cuanto a vuestra pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está según los deseos engañosos,
Es de entender el por qué, EL ETERNO abomina la mentira.
ROMANOS 1:18
"La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad"
Éste pasaje es una revelación de la ira de Dios contra toda injusticia. Es una revelación del pecado del hombre, empezando aquí con el versículo 18 y siguiendo hasta el capítulo 3, versículo 20. El hecho universal es que el hombre es pecador. El axioma que se puede apuntar aquí es que el mundo es culpable ante Dios y todos necesitan de justicia. En esta sección, el apóstol Pablo no trató de comprobar que el hombre era pecador. Si usted trata de leer esta porción de esa manera, no comprenderá el verdadero sentido. Pablo simplemente expuso el hecho de que el hombre es pecador. Pablo no solamente mostró que hay una revelación de la justicia de Dios, sino que también hay una revelación de la ira de Dios contra el pecado del género humano.
La primera parte de este versículo, dice: "Porque la ira de Dios se revela". Si usted quiere saber en verdad lo que realmente es la salvación, es necesario que sepa cuán malo es el pecado. El Dr. Stifler dijo: "El pecado es la medida de la salvación". Es que la ira de Dios es Su sentimiento, más que Su castigo por el pecado. Es Su santa ira. La ira es la antítesis de la justicia y se usa aquí como correlativo.
La frase "está siendo revelada" constituye la respuesta de Dios a quienes afirman que el Antiguo Testamento presenta a un Dios de ira, mientras el Nuevo Testamento presenta a un Dios de amor. Hay una revelación continua, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, de la ira de Dios. En estos tiempos modernos se revela en nuestra sociedad contemporánea. Éste es el desagrado constante e insistente de Dios ante la maldad. Él no cambia. Dios, es misericordioso, no porque es indulgente con el pecado, sino porque Cristo murió por el pecador. El evangelio no ha cambiado la actitud de Dios hacia el pecado. El evangelio ha hecho posible que Él acepte al pecador . El pecador debe tener, o bien la justicia, o la ira de Dios. Ambas se revelan desde el cielo.
¿Quiere usted saber cuán malo es el pecado? Mire los casos de enfermedades venéreas a su alrededor, por ejemplo. Nadie, estimado oyente, nadie puede evitar las consecuencias del pecado. El juicio de Dios es revelado desde el cielo contra todo pecado e impiedad. La impiedad es lo que está contra Dios. Es la negación del carácter de Dios ? el desconocimiento de la existencia misma de Dios. Eso es pecado.
La "injusticia" que aquí se menciona, es contra el hombre y la impiedad es contra Dios. Ahora, ¿Qué significa esto? Significa la negación de la soberanía de Dios. Es la acción del alma. El hombre que bajo los efectos del alcohol sale a la autopista conduciendo de forma temeraria, viola todos los reglamentos de tráfico y mata a alguien, es injusto, peca contra su prójimo. Otro ejemplo es el hombre que es falso en sus tratos comerciales, que también es injusto con su prójimo. Y Dios, aborrece la injusticia y la juzgará. Hay muchos que impiden con su maldad que se conozca la verdad, pero la ira de Dios será revelada. Aquellos que detienen la verdad divina por vivir pecando, caerán bajo el juicio de Dios.
EL ORIGEN DE LA PALABRA PECADO EN HEBREO
Cuando se pide la gente que define el concepto del pecado, la mayoría comenzara con una lista de los mandamientos, indicando asesinato, robo y demás hechos prohibidos. El Hebreo, sin embargo, usa la palabra “חֵטְא” (pronunciado: jet) para pecado. La palabra “לְהַחטִיא” connota la idea de cometer un error y errar el blanco.
Vivimos en una cultura en la que el concepto de pecado se ha visto envuelto en discusiones legalistas sobre el bien y el mal. Cuando muchos de nosotros pensamos, ¿Qué es el pecado?, pensamos en las violaciones a los Diez Mandamientos. Incluso ahí, pensamos en el asesinato y el adulterio como pecados mayores comparados con mentir, maldecir o la idolatría.
La verdad es que el pecado, tal como se define en las traducciones originales de la Biblia, significa perder el camino. El camino, en este caso, es el estándar de perfección establecido por Dios y evidenciado por YESHÚA. Bajo esa luz, queda claro que todos nosotros somos pecadores.
El Apóstol Pablo dice en Romanos 3:23: Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.
A la luz de todo esto, no es bueno compararnos con otros. No podemos escapar a nuestro fracaso al ser justos en nuestras propias fuerzas. Así lo diseñó Dios, porque solo cuando entendemos nuestra debilidad, consideraremos apoyarnos en el sacrificio expiatorio de YESHÚA.
El pecado es mencionado cientos de veces en la Biblia, comenzando con el pecado original, cuando Adán y Eva comieron del árbol del conocimiento. A menudo, nos parece como si el pecado fuera simplemente la violación de cualquiera de las leyes de Dios, incluyendo los Diez Mandamientos.
Sin embargo, Pablo coloca esta perspectiva en Romanos 3.20, cuando dice: Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado.
Dios quería que reconociéramos nuestros pecados. Incluso aquellos que no han asesinado o cometido adulterio, se encontrarían culpables de mentir o de adorar a ídolos falsos como las riquezas o el poder, antes que a Dios.
Trágicamente, el pecado en cualquier dimensión, nos distanciará de Dios.
La mano del Señor no es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír, dice Isaías 59:1-2. Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios a ocultar su rostro para no escuchar.
Debemos resistir la tentación de actuar como si fuéramos justos, especialmente apoyándonos en nuestras buenas obras.
Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros (1 Juan 1:8-10).
Los conceptos de infracción y pecado son mencionados muchas veces en la Biblia.
Las palabras traducidas como “infracción” o “quebrantar” en el Antiguo Testamento—escrito originalmente en hebreo—nos permiten entender mejor lo que es el pecado. En 2 Crónicas 24:20, por ejemplo, leemos: “Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joiada; y puesto en pie, donde estaba más alto que el pueblo, les dijo: Así ha dicho Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos de Jehová? No os vendrá bien por ello; porque por haber dejado a Jehová, él también os abandonará”.
La palabra hebrea traducida como “quebrantar” en este pasaje es abar, que significa “pasar por alto” o, según la Concordancia Exhaustiva de la Biblia Strong, puede significar “rechazar” (#5674). Y la palabra “infracción”, utilizada en otras Escrituras del Antiguo Testamento, viene del hebreo pesha, que significa “rebelión”, “sublevación” o “pecado” (Concordancia Exhaustiva de la Biblia Strong, #6588).
Otro pasaje que aclara el significado de este concepto es Salmos 32:1, una Escritura muy inspiradora donde leemos: “Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño”. La palabra hebrea traducida aquí como “iniquidad” o “pecado” es chataah, que quiere decir “transgresión” (Concordancia Exhaustiva de la Biblia Strong, #2401). Esto significa que, cuando nuestros pecados o transgresiones son perdonados por Dios, ya no somos culpables de habernos rebelado o sublevado contra Él.
El Nuevo Testamento, por otro lado, fue originalmente escrito en griego. La palabra “infracción” utilizada en 1 Juan 3:4 [“rebelión”, “pecado”] viene del griego anomia, que quiere decir “anarquía” [“desobediencia a la ley”], y la palabra traducida como “pecado” es hamartia, que significa literalmente “equivocación” (Diccionario expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento exhaustivo de Vine, 1997, pp. 1045-1046, 1161).
El apóstol Juan define el pecado (equivocación) como una infracción (desobediencia a la ley). O sea, que el Antiguo y el Nuevo Testamento definen pecado como una ofensa, rebelión o equivocación; todo esto constituye una violación de la ley.
¿Cuál ley define el pecado?
¿Se refiere el apóstol Juan a una ley específica cuando define el pecado? ¿Acaso las Escrituras hablan de cualquier tipo de ley, tradición, o institución civil? No; el pecado no se define por las leyes humanas, sino por la ley de Dios. Por lo tanto, según lo que leemos en 1 Juan 3:4, el pecado es la infracción de la ley de Dios.
La palabra pecado puede referirse al hecho de estar apartado de Dios y sus leyes en general, ya sea por ignorancia o incredulidad, o a actos de desobediencia específicos. Pero, en ambos casos, las consecuencias del pecado son igualmente desagradables.
Dios entregó sus leyes a la humanidad para enseñarnos a vivir en armonía con Él y con los demás. Como leemos en Juan 10:10, los mandamientos de Dios son una bendición, pues tienen el propósito de guiarnos hacia una vida plena y abundante. Dios desea que todo ser humano tenga una vida de prosperidad, paz y felicidad.
YESHÚA Y LA LEY
¿Acaso Cristo abolió la ley de Dios o anuló los mandamientos? Al contrario, ¡Cristo confirmó la ley de Dios!; la explicó, predicó acerca de ella, la mencionó en varias ocasiones y enfatizó su validez: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). “Cumplir” es lo contrario de “abrogar”.
De hecho, YESHÚA amplió el significado de la ley de Dios y, cuando un hombre le preguntó “¿cuál es el gran mandamiento en la ley?”, la sintetizó en dos grandes mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:36-39).
Estas dos leyes son un resumen de los diez mandamientos de Dios, pues estos pueden dividirse en dos partes: los primeros cuatro nos instruyen sobre cómo amar a nuestro Creador y los seis restantes sobre la manera correcta de relacionarnos unos con otros. Quebrantar cualquiera de estos mandamientos es pecar.
Tanto la mentira como la justicia están estrechamente ligadas al pecado, y son artífices en convertir al ser humano en MALO. Ellas son parte del punto de partida para violar los mandamientos del ETERNO. La GRACIA, las buenas nuevas de salvación para todo ser humano tiene características muy particulares y deben ser transmitidas con fidelidad, de lo contrario podríamos incurrir en la práctica de la injusticia y la mentira, Convirtiéndonos en practicantes de la esencia de toda maldad.
La iglesia de EFESO, celosa de la doctrina (practicas apegadas a las enseñanzas de YESHÚA), no soportaba a los que tenían este tipo de prácticas y su mensaje estaba dirigido a contrarrestar todo tipo de maldad. Para la iglesia de EFESO era inaceptable justificar la maldad, su paciencia no implicaba tolerar las prácticas de los malos. YESHÚA les elogia la diferenciación que hacían entre la paciencia como virtud de DIOS desarrollada en ellos y a su vez no tolerar la prácticas basadas en la mentira y las injusticias. La iglesia de EFESO era una iglesia practicante de LA VERDAD, por consiguiente de LA .SANTIDAD. Así como la mentira y la injusticia están ligadas al pecado, la JUSTICIA Y LA VERDAD lo están a la santidad.
Lo expuesto anteriormente facilitaba a la iglesia de EFESO probar a los falsos ministros, tema que abordaremos en la próxima parte.
NOS VEMOS EN EL PREÁMBULO DE LAS BODAS DE CORDERO, CON VESTIDURAS RESPLANDECIENTES……
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