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NO TE ARRODILLARAS……………

  • LA VERDAD EN YESHÚA
  • 3 ene 2019
  • 11 Min. de lectura

NO TE ARRODILLARAS……………

En el primer capítulo del libro de Daniel, vemos como las costumbres paganas fueron juzgadas; en el segundo capítulo la filosofía pagana fue juzgada y vemos que en este tercer capítulo, el orgullo pagano fue juzgado. Recordamos también el contenido total de este capítulo, que incluye los siguientes eventos: el decreto de Nabucodonosor de imponer una idolatría universal, y en incidente de los tres jóvenes hebreos que fueron arrojados en el horno de fuego por no adorar a la estatua de oro.

Sadrac, Mesac y Abed Nego fueron nombrados para el servicio real. Nabucodonosor rey del imperio babilonico se llenó de un orgullo excesivo; así es que, él construyó una imagen hecha completamente de oro, para representar el reino que él había construido. Todos los altos cargos y funcionarios del gobierno estaban presentes para la dedicación de la imagen. Sólo la alta jerarquía del reino estaba invitada, y querían convencer a la gente de la importancia de este proyecto.

Ahora, ¿qué pensamientos tuvo Nabucodonosor para sentirse impulsado a construir esta imagen? Podríamos llegar a tres conclusiones. (1) En primer lugar, la construcción de esta estatua mostró la rebelión de Nabucodonosor contra el Dios de los cielos, que le había dado a él ese dominio mundial. En vez de gratitud, este rey constituyó un acto concreto de rebelión. (2) En segundo lugar, mostró su orgullo, al hacer una imagen que evidentemente mostraba su deseo de deificarse a sí mismo. Más adelante, los emperadores romanos también intentarían lo mismo. (3) Y en tercer lugar, obviamente, Nabucodonosor estaba buscando un principio unificador para unir a todas las tribus, lenguas y pueblos de su reino, para formar un gran gobierno totalitario. En otras palabras, él estaba intentando instituir una religión mundial. Ésta no fue otra cosa que una repetición de la torre de Babel. O sea, lograr que todos los habitantes del mundo pertenecieran a una misma religión. Estos 3 aspectos son los mismos desarrollados por el imperio romano y que están vigentes hasta hoy.

La dedicación de la imagen de oro

"Se reunieron, pues, los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces y todos los gobernadores de las provincias, para la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor."

Había llegado el día de la dedicación de la estatua. Todos estaban presentes excepto Daniel. Creemos que Daniel tenía una buena y legítima razón para su ausencia.. Él ocupaba esa posición única de ser el consejero principal del rey, que ahora era el gobernante del mundo de aquella época.

"Y el pregonero anunciaba en alta voz: Se os ordena a vosotros, pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la trompeta, la flauta, la cítara, el arpa, la lira, la zampoña y todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiente."

Allí no hubo ninguna libertad de adoración en esta ceremonia de dedicación. Cuando la orquesta comenzara a tocar, los presentes tendrían que postrarse y adorar la imagen. Allí no quedaba lugar para la religiosidad personal, espontánea. Toda la ceremonia estaba fijada de antemano.

Esta reunión de dedicación era un acto externo de adoración, y fue prácticamente unánime. Posiblemente había muchos que no estaban convencidos interiormente, pero no demostraron ninguna evidencia visible de que estuvieran en contra de lo que estaba ocurriendo. Estamos seguros de que estaban intentando interiormente justificar su posición con algún tipo de razonamiento.

También nosotros cuando queremos justificar una determinada actitud o conducta acerca de la cual nuestra propia conciencia nos ha reprochado, la racionalizamos. Es decir, que buscamos una razón, una circunstancia, una situación, un antecedente que justifique esa actitud o conducta.

Los tres jóvenes hebreos no adoraron a la estatua

"Por esto, en aquel tiempo algunos hombres caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos."

Aparentemente el rey había designado a personas para que observaran si se producía cualquier irregularidad en esta reunión. La mención de este versículo a "algunos hombres caldeos" podría indicar que ellos habían estado observando especialmente a estos tres jóvenes judíos. Quizás porque sentían celos o porque sentían algún rencor personal hacia ellos. Los únicos judíos que estaban implicados, por supuesto, eran los tres jóvenes hebreos que se encontraban entre los funcionarios del rey Nabucodonosor. Los otros judíos del cautiverio que no ocupaban posiciones de liderazgo no estaban presentes en este acto. Leamos entonces el relato Bíblico, en los versículos 9 al 12 de este tercer capítulo de Daniel:

"Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: ¡Rey, para siempre vive! Tú, rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, la flauta, la cítara, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiente. Hay unos hombres judíos, a los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos hombres, oh rey, no te han respetado; no adoran a tus dioses ni adoran la estatua de oro que has levantado."

Los tres jóvenes hebreos declararon el poder de Dios

"Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajeran a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos delante del rey."

La descripción que aquí se hizo de la reacción del rey nos indica que aquel hombre tenía un verdadero problema psicológico. Probablemente sufría de histeria o de algún tipo de psicosis maníaco depresiva: en un momento se encontraba extremadamente airado y quizás al instante siguiente se encontraría desternillándose de risa. Y dice el versículo 14.

"Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios ni adoráis la estatua de oro que he levantado?"

El rey aquí les preguntó su la acusación que se había dirigido contra ellos era cierta. ¿Se habían atrevido a negarse a adorar a aquel dios pagano y la estatua que él había hecho construir? Continuemos leyendo el versículo 15 de este tercer capítulo de Daniel:

"Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que, al oír el son de la bocina, la flauta, la cítara, el arpa, el salterio, la zampoña y todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adoráis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiente, ¿y qué dios será el que os libre de mis manos?"

El rey les quiso dar a estos jóvenes otra oportunidad para que cambiaran de opinión, y se postraran ante la estatua. Su sumisión en ese momento habría sido una deshonra peor y una mayor vergüenza de lo que habría sido al principio. Entonces el rey recitó nuevamente el castigo por negarse a ese acto, y el error de mantener esa actitud. El rey había escuchado hablar de Dios antes, y les aseguró que Él no sería capaz de librarlos. Y, finalmente por hoy, leamos el versículo 16 de este tercer capítulo de Daniel:

"Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto."

Los tres jóvenes respondieron al rey pero no se dirigieron a él diciéndole "¡Rey, para siempre vive!".

Veamos la respuesta que ofrecieron al rey: "No es necesario que te respondamos sobre este asunto". Esta respuesta significaba que ellos ya habían sopesado cuidadosamente las consecuencias de negarse a obedecer al rey. Habían calculado el coste y no estaban siendo cautelosos al dar su respuesta; en otras palabras, no se estaban preocupando por su propio bienestar en la respuesta que le dieron al rey.

Los sabios en Babilonia habrían aconsejado a los hebreos que se postraran y adoraran a la estatua del rey. Pero Dios les había dicho: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo soy Jehová, tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia por millares a los que me aman y guardan mis mandamientos". (Éxodo 20:3-6). Estos jóvenes hebreos estaban siendo fieles a Dios, y requirió mucho valor por parte de ellos el adoptar esta posición pública.

En los versículos 17 y 18 de este capítulo 3 de Daniel, que estamos estudiando, vemos como se completó la respuesta de los tres jóvenes hebreos:

"Nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tus manos, rey, nos librará. Y si no, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado."

Estos jóvenes expusieron muy claramente su decisión y afrontaron las consecuencias de la misma. Y dijeron: "Si es la voluntad de Dios, Él nos librará de tu mano". No importaba el resultado, porque estos tres se habían propuesto servir a Dios y no al ídolo de Nabucodonosor.

Leamos ahora los versículos 19 y 20, que nos comienzan a relatar cómo:

Los tres hebreos fueron librados del horno de fuego

"Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, cambió el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego y ordenó que el horno se calentara siete veces más de lo acostumbrado. Y ordenó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiente."

Dice aquí que el rey "se llenó de ira". Nabucodonosor tenía un temperamento incontrolable. En un arranque extremo de emocionalismo, el rey descargó su ira sobre estos hombres a quienes el previamente había favorecido. El fuego del horno se calentó siete veces más de lo normal. Esto último no era necesario, pero revela lo que había en el corazón de aquel hombre. Veamos entonces qué sucedió leyendo el versículo 21 de este capítulo 3:

"Así pues, estos hombres fueron atados con sus mantos, sus calzados, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiente."

Es decir, que ellos tenían su vestidura completa para este traslado a este horno ardiente. Y ellos fueron arrojados a las llamas así. Y en los versículos 22 y 23 leemos:

"Y como la orden del rey era apremiante, y habían calentado mucho el horno, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiente."

La precipitación con que los soldados actuaron y la alta temperatura mató a aquellos que habían arrojado a los cautivos para que perecieran en las llamas. Y vemos ahora la reacción del rey Nabucodonosor, leyendo los versículos 24 y 25:

"Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres hombres atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: Sin embargo, yo veo cuatro hombres sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a un hijo de los dioses."

Este horno era aparentemente un horno abierto, y Nabucodonosor, que había esperado ver que estos hombres expiraran inmediatamente, estaba muy sorprendido al verlos vivos y caminando en el fuego.

Otro hecho sorprendente para el rey fue poder ver a una cuarta persona a quien Nabucodonosor describió como a "uno semejante a un hijo de los dioses". En ese tiempo, Nabucodonosor aún no tenía un conocimiento del Dios vivo y verdadero, aunque Daniel le había hablado de Él. No teniendo ninguna percepción espiritual, Nabucodonosor sólo podía dar testimonio de esa aparición tan fuera de lo común, que al rey le parecía un personaje divino, uno hijo de los dioses.

La preservación de estos hombres fieles en el horno de fuego fue milagrosa. No hay otra explicación; y sólo queda la opción de aceptarla o rechazarla. O el libro de Daniel presenta una imagen falsa tergiversando los hechos, o está contando la verdad. Algunos teólogos críticos privan a la Escritura de su verdadero significado. Cuando el texto relata un hecho milagroso, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, ellos debilitan o anulan el significado del lenguaje, diciendo que el texto no quiere decir lo que dice literalmente, pues para ellos significa una verdad espiritual. Ese tipo de racionalismo no sólo es hipócrita, sino engañoso.

"Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid."

Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey para mirar a estos hombres, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos y ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas, intactas, ni siquiera olor de fuego tenían.

Aquí destacamos las palabras de Nabucodonosor, reconociendo que aquellos tres jóvenes eran "siervos del Dios Altísimo". Creemos que esta expresión reveló que este hombre se estaba acercando a un conocimiento de Dios. El relato resalta el estado de estos jóvenes, sin un solo cabello chamuscado ni olor a humo en sus ropas. Éste fue un milagro claro.

El decreto de Nabucodonosor sobre el Dios de los jóvenes hebreos

"Y Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, los cuales no cumplieron el edicto del rey y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que diga blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en estercolero; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste. Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia."

No había nada personal en esta forma de expresarse de Nabucodonosor, pero aún así, él reconoció la omnipotencia del Dios viviente, y Su poder al librar a estos tres jóvenes. Él admitió que el Dios de ellos era superior al suyo. Ésta fue la manera en la cual él expresó su convicción; en el próximo capítulo leeremos su testimonio personal de conversión. Creemos que el llegó a tener un conocimiento del Dios vivo y verdadero. A este hombre le llevó un largo tiempo apartarse del paganismo del cual había estado saturado.

Vemos que estos tres jóvenes hebreos se encontraban nuevamente disfrutando del favor del rey Nabucodonosor. En dos ocasiones tuvieron la sentencia de muerte sobre ellos, en esas dos ocasiones fueron librados milagrosamente, y en dichas ocasiones fueron también ascendidos a una elevada posición en el reino.

De la misma manera el Señor Jesucristo es capaz de guardar a los Suyos hoy en este mundo. Este debería ser un pensamiento consolador para muchos de nosotros. En el Evangelio de Juan capítulo 10, versículos veintisiete y veintiocho, el Señor dijo: "27Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; 28yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano". También, en el capítulo 17 del mismo evangelio según San Juan, versículo 11, leemos: "Ya no estoy en el mundo; pero éstos están en el mundo; y yo voy a ti. Padre Santo, a los que me has dado, guárdalos en Tu nombre, para que sean uno, así como nosotros". Luego, en este mismo capítulo, un poco más adelante, en el versículo 15, continuó diciendo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal". También, en el libro de la carta a los Hebreos, capítulo 7, versículo 25, leemos: "Por eso puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos". Por último, veamos lo que dijo el apóstol Pablo en su Segunda Epístola a Timoteo, capítulo 1, versículo 12: "Por lo cual así mismo padezco esto. Pero no me avergüenzo, porque yo sé a Quien he creído y estoy seguro de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día".

Estamos viviendo en un mundo hoy en el cual vamos a tener problemas y dificultades. Algunos de los hijos de Dios tienen que pasar por el horno del fuego ardiente, pero Él puede cuidarles aun allí, y Él tiene poder para de sacarles de ese lugar. Sencillamente, reconocemos que no confiamos en el Señor como deberíamos confiar, es decir, que no tenemos la fe que tuvieron aquellos tres jóvenes Hebreos.

( Tomado de TTB - Thru the Bible, RTM - Radio Transmundial, EEA - Evangelismo en Acción).

La fe de estos 3 jóvenes, su convicción de no ceder al paganismo les permitió experimentar uno de los milagros más asombroso e hizo que todo un reino reconociera al ALTISIMO. Fue necesaria la fe y la convicción de no arrodillarse ningún sistema religioso o a nadie que no fuera EL ETERNO lo que movió al ALTISIMO a socorrerlos y ellos pudieron experimentar su mano PODEROSA.

En nuestros tiempos Roma ha creado su sistema religioso basado en parte en fiestas paganas, en nosotros está la decisión de guardarlas o no, de ceder o no ante cualquier tipo de presión que pretenda llevarnos a practicar lo que EL ETERNO no nos ha indicado….

Nos vemos en el preámbulo de las BODAS DEL CORDERO vestidos de lino fino resplandeciente……….

 
 
 

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