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UN ENFOQUE DISTINTO, PERO CON BASE DE LA ARMADURA DE DIOS CAPITULO 7.1

LA VERDAD EN YESHÚA

UN ENFOQUE DISTINTO, PERO CON BASE DE LA ARMADURA DE DIOS CAPITULO 7.1

Efesios 6:16

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.La palabra traducida como fe aquí es pistìs (πίστεως )

Pistìs:

persuasión, es decir credibilidad; moralmente convicción (de verdad religioso, o la veracidad de Dios o de un maestro religioso), específicamente confianza en Cristo para salvación; abstracto constancia en tal profesión; por extensión, el sistema de verdad religiosa (evangelio) en sí mismo.

Los cristianos verdaderos pertenecemos al Reino de Dios, el cual no es de este mundo aunque está en este mundo, justo en nosotros, que también estamos en el mundo, aunque no somos del mundo.

Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5: 19)Toda la humanidad se divide en dos partes o dominios; lo que es de Dios, y lo que pertenece al maligno. Los verdaderos creyentes pertenecen a Dios: son de Dios, y de ÉL, y para ÉL; mientras que el resto, con mucho y en mayor número, están en el poder del maligno; que hacen sus obras y apoyan su causa. Esta declaración general incluye a todos los creyentes, cualquiera que sea su profesión, la estación, o situación, o por cualquier nombre que se puede llamar. El Hijo lleva a los creyentes a Dios Padre, y ellos están en el amor y el favor de ambos; en unión con los dos, por la morada y la obra del Espíritu Santo. Dichosos aquellos a quienes es dado a conocer que el Hijo de Dios ha venido, y para tener un corazón para confiar y depender de ÉL QUE ES VERDAD! “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Fil. 3: 20)En este versículo la ciudadanía se refiere a la forma total de vivir; significa un nuevo estilo de vida. Esto ha sido traducido como que "nuestro hogar está en el Cielo". También podemos decir que "somos vecinos del Cielo". Y hablando honradamente, debemos decir que probablemente estos significados se acercan mucho más a lo que Pablo está diciendo. La palabra ciudadanía proviene del verbo griego "politeuo", que significa actuar como un ciudadano, el cual intervenía en la vida, en los asuntos públicos de la ciudad con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo. La ciudad de Filipos era una colonia romana, y como tal, allí tenían vigencia las leyes romanas. La gente se vestía según la moda y los estilos de Roma y hablaba en latín.En el día de hoy los creyentes, colectivamente llamados la Iglesia, deberían ser una colonia del Cielo, y eso quiere decir que tendrían que actuar en la misma forma en la que la gente actuaría en el Cielo, usando un lenguaje, incluso, apropiado para el cielo. Desgraciadamente, éste no es siempre el caso. Pero, de todas formas, debería ser nuestra meta. Pablo estaba diciendo que somos embajadores de Cristo aquí en la tierra; y de acuerdo con esa posición, tenemos que representar al Cielo y al mensaje celestial a los ciudadanos de este mundo. Esa es la conducta y actitud que se espera de quienes han sido llamados "ciudadanos del Cielo". Una vez vemos el aspecto legal, en YEHOSHUA adquirimos la ciudadania celestial, no depende de una iglesia o denominaciòn, sino de nuestra fe en la obra redentora de YEHOSHUA.Siendo ya ajenos a este mundo, Dios quiere que todavía estemos en él, pero que no nos contaminemos con él.Como ciudadanos de la ciudad santa, la nueva Jerusalén, aun y estando físicamente aquí en esta tierra, debemos vivir conforme a la voluntad de Dios, según la guía del Espíritu Santo y de Su Palabra, la Biblia. En ese sentido, la fe nos es indispensable.Veremos que la fe es un concepto mucho más amplio del que en primera instancia podemos pensar, que contempla modo de varias y entrelazadas acepciones.La fe es el vehículo de Dios en el cual nos desplazamos en este mundo perdido y condenado. Es también el conducto de Dios por el cual recibimos lo que es de Él. La fe es esto y mucho más.

La buena noticia es que como gente nacida de nuevo, el vivir en fe y por la fe, es algo con lo que podemos contar, porque es parte de nuestra nueva manera de vivir desde que pertenecimos a Dios.“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11: 6)


Los que no son de la fe, no pueden agradar a Dios, a diferencia de los que sí somos de la fe.La fe es exclusiva de los llamados y escogidos:


(Romanos 8: 29-32) “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”El contexto y el plan. Aun una consideración rápida de estos dos versículos revela que las distintas frases poseen un profundo significado, formando una cadena que se extiende desde la eternidad hasta la eternidad. Para verlos en su contexto hemos de recordar que Pablo no se aparta de su propósito de declarar, en palabras inspiradas, la posición, la naturaleza y el destino de los justificados por la gracia. Desde (Ro 3:20) hasta (Ro 8:17) se ven en relación con Cristo, muerto por ellos y resucitado, que es la base de todo. En el breve inciso de (Ro 8:18-20) —inciso que no deja de ser eslabón en la serie de razonamientos—, el creyente se ve en su caminar por un mundo que se halla bajo la sombra de la maldición a causa del pecado, anhelando el gran fin y sostenido por los auxilios del Espíritu Santo. Antes de prorrumpir en un cántico de confianza y de victoria, Pablo relaciona la condición de la gran familia de creyentes con el plan que Dios ha realizado en el Hijo, pasando desde la presciencia de Dios al formular el plan —hablamos "humanamente"— hasta la glorificación de los justificados. Al meditar en estos versos somos elevados a la última realidad del pensamiento y del plan de Dios.La presciencia de Dios (Ro 8:29). Desarrollando la referencia a "los que aman a Dios, los que según su propósito (prothesis) son llamados" en el versículo 28, Pablo empieza a describir las etapas de la historia espiritual de los llamados, declarando: "Porque a los que de antemano conoció, también los preordinó". "Conocer de antemano", traduce el verbo griego: "proginiisko", un compuesto del verbo sencillo "ginósko", "conocer", con "pro", "anteriormente". El sentido más obvio del texto es que Dios, conociendo de antemano a quienes habían de aceptar el Evangelio, les preordinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo (1 P 1:2). Algunos expositores, sin embargo, insisten en que el "conocimiento" de Dios ha de ser algo más que una mera función de su inteligencia, pues quien "conoce" es el Dios soberano, cuyos pensamientos dan realidad a todo cuanto existe. En este caso, "conocer de antemano" llega a ser equivalente a "elegir". Pero un erudito tan exacto como H. P. Liddon no admite la extensión del significado primordial del verbo, declarando: Este "proegnó" es estrictamente un acto de la inteligencia divina, ha sido comprendido como si fuera un conocimiento creador, que abarca los afectos y la elección; pero el empleo de este vocablo en el Nuevo Testamento no admite esto, ni siquiera en (Ro 11:2) ó (1 P 1:20), y hemos de quedar con el significado de "conocer de antemano" (Hch 26:5)(2 P 3:17). (Epistle to the Ronzans, in loc.) La discusión es importante para el estudio de las interrelaciones de la soberanía divina con la libertad humana, pues surge la pregunta: "¿Puede el hombre aceptar o rechazar la gracia de Dios?" W. E. Vine procura mantener el debido equilibrio: "Presciencia es un aspecto de omnisciencia, y es implícita en todas las amonestaciones, promesas y predicciones de Dios (Hch 15:18). Implícita en la presciencia de Dios es su gracia en elección, pero esto no excluye la función de la voluntad humana, pues Dios conoce de antemano el ejercicio de fe que es preciso para la salvación. El apóstol Pablo subraya más bien los propósitos de Dios en sí antes que la base de estos propósitos (Ga 1:16) con (Ef 1:5,11). Los consejos divinos tendrán que cumplirse necesariamente" (Expository Dictionary of the New Testament, bajo Foreknow). La preordinación de los santos (Ro 8:29). En castellano preferimos el verbo "preordinar" al más corriente "predestinar", dadas las connotaciones paganas del concepto del "destino". El verbo griego es "proorizó", que quiere decir "decidir u ordenar de antemano", que, tratándose de Dios, indica su determinación incontrastable de cumplir el consejo divino de (Gn 1:26), aparentemente frustrada por la Caída, de tener delante de sí una raza humana que refleje su imagen y semejanza. Situándonos dentro de la perspectiva eterna, hemos de comprender que el plan de la redención en el Hijo precede a la creación del hombre sobre la tierra, y, por lo tanto, es independiente de las contingencias que surgieron de la caída del hombre. Es una lástima que el pensamiento consolador que Pablo adelanta aquí se haya convertido en tormento para muchas almas fieles, quienes preguntan: "¿Soy yo un elegido o un preterido?", y trágico también que pensadores cristianos se hayan dividido en "calvinistas" o "arminianos", frente al misterio de la voluntad divina y la libertad moral humana. Para quien escribe, el equívoco surge de la falta de mantener el debido equilibrio en la doctrina bíblica, pues un pasaje suele revelar una fase de la verdad total, al par que otro enfatiza su complemento, siendo todas las facetas necesarias para revelar la múltiple gloria del propósito divino. No sólo eso, sino que ciertos teólogos tienden a "simplificar" el vasto concepto de la voluntad divina, resolviéndola en una serie de "decretos". Existe el peligro de "llenar los huecos" por medio de la lógica humana al sistematizar los frutos de una exégesis que podría ser incompleta. La voluntad revelada abarca el propósito de crear una raza de hombres que han de adorar y servir a Dios con la libertad que sólo puede dar sentido al amor y a la obediencia. El detalle de la operación del plan se revela en el Evangelio de la gracia de Dios, que se presenta a todos. Es peligrosísimo especular o filosofar sobre la voluntad de Dios, y lo único que nos cabe es la humilde meditación en lo claramente revelado para poder "crecer en el conocimiento de Dios" (Col 1:10)(2 P 1:2-3)(2 P 3:18). No cabe duda de que la "preordinación" (o elección) siempre se presenta en sentido positivo, en relación con el propósito de Dios de formar un pueblo santo y sin mácula (Ef 1:4), o, en otras palabras, de ver la nueva raza de redimidos reflejando cumplidamente la gloria de Cristo, según los versos que examinamos. Gocémonos, pues, en que YeHoVaH en eterno consejo, determinó que el Hijo había de cumplir la voluntad divina con respecto a todo lo creado, y en que nosotros, que nos hallamos en Cristo, somos los preordinados para participar en las excelsas glorias del Hijo victorioso. La Conformidad a la imagen del Hijo (Ro 8:29). Ya hemos recordado el consejo divino de (Gn 1:26) en cuanto a la naturaleza y el destino del hombre, viéndolo dentro del plan anterior y superior determinado en Cristo antes de que los mundos existiesen. El plan de Dios, fundado en su gracia y basado en la obra de la Cruz, llegará a su cénit "en la dispensación de los tiempos" cuando Dios "reunirá todas las cosas en Cristo, así las que están en los cielos, como en las que sobre la tierra". Todo el pasaje de (Ef 1:3-11) debe estudiarse en relación con este plan total. La conformidad a la imagen del Hijo puede entenderse como expresión de la obra del Espíritu Santo en los "resucitados" espiritualmente , y recordamos las maravillosas expresiones de Pablo a este respecto en (2 Co 3:18): "A nosotros todos, contemplando a cara descubierta, como en un espejo, la gloria del Señor, somos transformados en la misma Imagen, de gloria en gloria, como por obra del Señor, del Espíritu". La "imagen" es de Aquel que creó al nuevo hombre por los misterios de la Cruz, la Resurrección y por el don del Espíritu (Col 3:10)(Ef 4:24), y viene a ser la consumación actual del consejo de (Gn 1:26). Con todo, el apóstol está pensando "escatológicamente" en el pasaje que estamos estudiando, o sea, contempla la obra final en toda su perfección, ya que compendia, en unas breves frases, la historia completa del hijo de Dios, dirigiendo nuestro pensamiento a la plenitud de la "adopción", que abarca la redención del cuerpo. Sólo resta aclarar que la manifestación de la imagen del Hijo en los creyentes no ha de borrar la personalidad de cada uno, sino, por lo contrario, llevarla a su perfección. Lo que se verá es la gloria de Cristo a través de la personalidad de los redimidos, ya que tiene que perfeccionarse y consumarse el propósito original: "Hagamos al hombre a nuestra semejanza...". Los pasos a la gloria (Ro 8:30)El Apóstol ha descrito maravillosamente el gran plan de los siglos, pero, antes de dejar el tema, le parece bien repasar rápidamente los eslabones que unen el propósito original en Cristo con la gloria de los hijos, considerada como ya consumada."A los que preordinó" (Ro 8:30). Reiteramos que la preordinación tiene su raíz en la elección del Hijo como el gran Obrero que ha de llevar a cabo la destrucción de las obras del diablo (1 Jn 3:8). Quienes se hallan en el Hijo —por los medios determinados en el Evangelio— son los preordinados. Evitemos el peligro de querer meternos en las cosas secretas de nuestro Dios, contentándonos con las reveladas (Dt:29:29). "A éstos también llamó" (Ro 8:30). Es el llamamiento eficaz de quienes, habiendo oído el llamamiento general del Evangelio, admiten las operaciones del Espíritu Santo que convencen del pecado y les dan la gracia necesaria para el arrepentimiento y la fe en Cristo."A éstos también justificó" (Ro 8:30). Pablo no puede olvidarse del aspecto jurídico de la salvación, y recuerda que el enlace de la fe con Cristo, quien ofreció una perfecta satisfacción ante el trono de justicia de Dios, procura nuestra justificación: la declaración de que legalmente no hay nada en contra de quien se halla "en Cristo". RECALCAMOS el aspecto de una batalla legal en nuestra contra. "A éstos también glorificó" (Ro 8:30). La glorificación pertenece al futuro y es objeto de los profundos anhelos de los hijos de Dios, pero Pablo no cambia el tiempo del verbo (aorista o pretérito), por la razón de que está contemplando la obra total de Dios a favor de los hijos, y lo que Dios determinó se ha realizado ya en el pensamiento y la voluntad del Eterno. Sólo espera su manifestación cuando suene la "hora", hablando en términos de este régimen del "tiempo", necesario para la criatura. La contemplación de la obra (Ro 8:31). El apóstol, después de la descripción inspirada de la obra total de la gracia de Dios a favor de los hijos, hace un alto para contemplar la sublimidad del plan y de su realización, exclamando: "¿Qué, pues, diremos a esto?" Va a pasar a enfatizar tanto la seguridad como la victoria final de los creyentes, pero nos hará bien acompañarle en este momento de éxtasis mientras contempla, en amplia perspectiva, la totalidad de la obra. La pregunta retórica: "¿Qué, pues, diremos a esto?", nos invita a una pausa, a un inciso en la cerrada argumentación, que nos permita ponernos de rodillas en rendida adoración al contemplar la obra de pura gracia, nacida del amor divino. No hemos notado nada que justifique jactancia humana, nada que dependa de obras humanas, sino un plan de gracia amorosa que brotó del consejo del PADRE, cuya ejecución fue entregada totalmente al Hijo, quien lo ha cumplido por el sacrificio de sí mismo. Ha quebrantado toda la fuerza del mal, pero Pablo ha subrayado la recreación del hombre a la imagen del Hijo y la formación de una raza de "primogénitos", o de "hermanos", quienes han de situarse siempre en Cristo. Si hubiéramos de contestar la pregunta, tendría que ser en el lenguaje de los redimidos que gozan ya de la gloria celestial y rinden su homenaje a Dios y al Cordero (Apocalipsis capítulos 3 y 4).La seguridad del creyente (Ro 8:31-34)1. Por su asociación con Dios (Ro 8:31)Detrás del gran plan se halla su Autor, el Dios Creador, omnipotente, omnisciente, justo, misericordioso. El creyente que se acoge a los términos de la oferta de la salvación puede gozarse en su unión con Dios. Hallándose entre los elegidos se halla en Dios, y, dentro de la voluntad divina, dispone de todos los recursos de la Deidad. Aquí se trata más bien, como veremos, de la posibilidad de alguna acusación o de algún intento de condenación de parte del Acusador de los hermanos o de sus cómplices. Pablo considera también la posibilidad de la injerencia de fuerza adversa que brote de alguna parte de la creación. Frente a todo ello los elegidos exclaman confiados: " ¡Con nosotros Dios! " ¿Qué más puede faltar? Pensamos en algún príncipe heredero quien, por razones legítimas, se paseara de incógnito por las barriadas de la ciudad capital del reino de su padre. Ocurre un percance, y voces se levantan en contra del príncipe desconocido. Le basta probar su categoría para que las voces se callen, pues le respalda la autoridad y el poder del rey y del reino. En nuestro caso la relación se asegura en Cristo y la justificación se basa sobre su Obra. Muchas voces podrán levantarse en contra de nosotros en esta provincia rebelde que es el mundo, pero: "Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?". La pregunta retórica lleva implícita en sí su propia contestación. De hecho no es fácil el comentario sobre los versos restantes del capítulo 8 por la razón de que la contestación instintiva y exclamatoria que brote del corazón del lector frente a las preguntas de Pablo se revestirá siempre de mayor potencia y fuerza moral que no las laboriosas explicaciones del comentador.2. Por la lección de la Cruz (Ro 8:32)La entrega del Hijo (Ro 8:32). Pablo empezó a señalar la seguridad del creyente por la mención de Dios, revelado ya como Padre nuestro gracias a nuestra asociación con el Hijo. En un sentido lo ha dicho todo ya, pero el Espíritu le lleva a iluminar la base de la confianza total del creyente por una referencia a la obra de la Cruz.NOS VEMOS EN EL PREAMBULO DE LA BODA DEL CORDERO, VESTIDOS DE LINO FINO RESPLANDECIENTE.

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